En esto de adjudicar fechas y días para todo tipo de celebraciones, conmemoraciones y fastos tocaba el pasado martes el Día del Síndrome de Down. Bien está que se les dé a estas personas el protagonismo que se merecen, idéntico a cualquier otro ciudadano. Aproveché que me encontraba en la tertulia de la TV Comarcal para enviar un tuit –sólo lo hago cuando acudo a ese plató— en el que mostraba mi solidaridad con las personas (unas 35.000 en toda España) con Síndrome de Down y sus familias. No dejé pasar la oportunidad y una vez más, hablé del Projecte Trèvol y su apuesta por conseguir
la mayor integración social y laboral de las personas con discapacidad.
En la tertulia se exhibieron algunos tuits. Me gustaron especialmente algunos, como el enviado por la Policía Nacional: “La vida no se mide por cromo- somas, se construye con respeto, inclusión, tolerancia y oportunidades. ¡Nosotros creemos en ti!”. También el del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que tuiteó en este sentido: “Día Mundial del Síndrome de Down. Nuestro compromiso para seguir impulsando medidas a favor de la autonomía, bienestar e inserción laboral”.
Inclusión, autonomía, inserción laboral... Esto me suena. O sea, que tanto lo que proclama el presidente del Gobierno como la Policía Nacional, viene a coincidir con aquello que el Projecte Trèvol viene predicando y realizando desde que hace ya más de veintiún años, cuando arrancó y se puso en mar- cha para conseguir la mayor integración laboral, social y humana de las personas con discapacidad de nuestra ciudad y comarca de la Vall d’Albaida.
Cierto es que ha cambiado mu- cho el tratamiento de la discapacidad. Comenzando por la propia denominación de estas personas, a las que hubo un tiempo que se las tildaba de “subnormales”, y que en pocos casos se las retenía escondidas en sus casas,ocultas a todo tipo de miradas. El Trèvol ha demostrado que si se les da una oportunidad responden de modo admirable. Que lo digan los empresarios de nuestra comarca que han tenido a bien contratar a un usuario del Trèvol. Te
comentarán que son personas implicadas, responsables, laboriosas y, además, crean una atmósfera de compañerismo que repercute en la eficiencia en el trabajo de todos.
Llegados a este punto le lector podrá seguir intrigado por la razón del titular que encabeza esta columna. Se lo explico. Me hallaba en el campo del Mestalla, presenciando un encuentro Valencia-Barça, cuando un espectador sentado detrás de mi butaca lanzó sin venir a cuento de ninguna jugada conflictiva, un alarido: “Messi... subnormal”. Más que la potencia de un grito estentóreo y desagradable que se coló en mi oído, era la utilización de aquella palabra como un insulto dirigido a un jugador que, por cierto, no parece que sufra de mucha discapacidad a la hora de manejarse sobre el terreno de juego.
Usar el nombre de Messi ha sido un truco, un recurso para conseguir la complicidad del lector y llamar su atención. Si en vez de ese titular hubiese puesto otro que dijese “Solidaridad con las personas con Síndrome de Down”. O este: “Excelente labor la que desarrolla el Projecte Trèvol”, muchos de quienes se han detenido a leer estas líneas hubiesen pasado de largo. Así es. La discapacidad no interesa. No faltan entre nosotros quienes dicen ser y sentirse solidarios con las personas que arrastran un déficit de movilidad o entendimiento, pero que no aparezcan por la pequeña pantalla, que se queden recluidos en centros especiales o en sus casas....
En mayor nivel o grado, todos arrastramos alguna discapacidad. ¿Cómo no ser solidarios con quienes tienen una discapacidad un poco mayor que la nuestra y a los que, a poco que les demos una oportunidad, nos demostrarán que valen y mucho?