- ¿En qué ámbito inscribiría su nueva novela? ¿Qué puede esperar el lector de “Portadores del tiempo”?

- Es el viaje iniciático de una profesora de Filosofía que descubre que, muy a su pesar, desempeña un papel fundamental en la consecución de una antiquísima profecía relacionada con la abolición del tiempo. Es una aventura con calado y profundidad argumentales y al tiempo, es una empresa trepidante con giros múltiples en la trama, golpes de efecto y engaños continuos al lector, con realidades paralelas que, sin embargo, convergen entre sí. Pasado, presente y futuro se entrelazan y nada es lo que parece. Por otra parte hay mucho de personal, de autobiográfico en esta novela. No tanto en el sentido de lo evidente, de la aventura en sí, sino en lo oculto, en lo simbólico. El viaje de la profesora es de forma novelada y de un modo un tanto premonitorio, mi propio viaje interior de transformación personal; desde la mujer que era a comienzos de 2000 hasta el día de hoy. Y no hay que olvidar que soy filósofa aunque no ejerza de profesora.

El feed back de quienes leyeron la novela antes de enviarla a las editoriales ha sido muy positivo. Es una novela con ritmo, que engancha. Escribo de forma muy cinematográfica para que el lector haga la composición visual de lo que está aconteciendo.

- Es su segunda novela, tras “Tres de abril”, publicada en 2013. Han pasado siete años y ahora llega “Portadores del tiempo”. ¿Era su intención dejar pasar este tiempo antes de su segunda novela?

- Lo cierto es que Portadores la escribí inmediatamente después de concluir Tres de Abril. Fue un planteamiento que surgió cuando aún estaba terminando la primera e hice lo oportuno, tomar las notas pertinentes, construir la estructura y guardarla para el momento en que la concluyera. Recuerdo que garabateé el primer esquema en una servilleta de papel, tras una comida con una amiga. Aún la conservo. Estaba en un momento creativo increíblemente rico. El hecho de que haya pasado tanto tiempo se debe a la determinación por encontrar una editorial de peso, con el prestigio que solo una entidad con una trayectoria sólida puede ofrecer; una empresa que apostara al 100% por Portadores. Han sido muchas las puertas a las que he llamado y, finalmente, Europa Ediciones decidió confiar en este trabajo. Estoy muy satisfecha por esta alianza.

- En cuanto al proceso creativo ¿cómo ha sido?

- Lo primero es saber de qué quiero escribir, e inmediatamente llega la o las tramas que compondrán la novela. No soy metódica en el sentido de dedicar cada día la misma cantidad de horas a trabajar (investigar o escribir) pero sí es cierto que, como es una ocupación que me apasiona, cuando entro en materia no pienso en otra cosa. Soy de las que se despiertan de madrugada para sentarme en el despacho y tomar notas; a veces, mientras medito o practico yoga, tengo certezas sobre qué he de hacer o qué nuevo giro darle al argumento. Mis trabajos son proyectos abiertos y vivos hasta el final, me dejo guiar por el momento porque, a veces, investigando una cuestión ésta te lleva a otra todavía mejor y esto es algo que enriquece el resultado.

- Su nuevo libro trata como uno de los temas el individualismo y el egoísmo introducido por los “Djavoli”, ¿tiene un cierto paralelismo o similitud con la actual situación generada por la pandemia?

- Sin duda alguna. Uno de los ejes de la historia es el tiempo. Cómo el tiempo ha esclavizado a los humanos sin que se den cuenta. En este sentido, a medida que avanza la lectura se descubre un paralelismo evidente entre lo que se cuenta en ella (es curioso, la finalicé en 2014) y la situación vital que estamos experimentando. En cierto sentido, la concepción que cada uno tiene del tiempo y el efecto que ejerce individualmente es similar al efecto que está operando el virus. El hecho de pararte, de quedarte quieto te obliga a reconocerte, a observarte, a tomar consciencia de ti. En cierto sentido puede extraer lo mejor de nosotros. Y también lo peor, claro.

El hecho de vivir inmersos en la medida continua del tiempo que te marcas y te marcan, hace que vivas en una sensación de estrés continuo, de cosas que “debes” hacer “sí o sí”. Esta forma de comprender la vida acaba convirtiéndote en esclavo de una actividad que se traduce en un continuo frenesí; esa forma de conducirte hace que te encierres cada vez más en ti y en una percepción limitada y limitadora de la realidad, alejándote del tempo natural de la Vida que, desde luego, es otro muy diferente.

- De entre las distintas facetas a las que se dedica, ¿qué le aporta la escritura respecto a las demás?

- En el fondo hay una línea común que las vehiculiza a todas: la creatividad. Todo lo que hago tiene, en mayor o menor medida, un aspecto creativo. Es cierto, sin embargo, que si hay algo que me apasione por encima de todo es la escritura. El proceso por el que entro en contacto con el tema o los temas a trabajar, y de qué manera empiezo con la investigación y la composición de los esquemas hasta que empieza el “escribir” en sí, es absolutamente fascinante. Soy feliz hasta extremos insospechados en mi faceta de escritora. Soy yo misma como en ninguna otra actividad.

- ¿Tiene previsto algún acto en Ontinyent para presentar el libro?

- Sí. Desde luego. Tan pronto como sea posible organizaremos un evento para presentar Portadores del tiempo en sociedad. Estamos valorando la forma de resentarlo: encontrar el lugar idóneo y darle la forma y el contenido más adecuados para que resulte atractivo.

- Le publica el libro una editorial, Europa Ediciones, que tiene mucha implantación en Italia y que también está presente en otros países ¿ve factible publicar su obra en el extranjero o en otros idiomas?

- Sin duda. Está en el contrato, de hecho. La editorial, cuya matriz es italiana, tiene los derechos para Italia y resto del mundo. Al tiempo que la damos a conocer a los lectores potenciales en España, la obra se presenta a certámenes internacionales que, confiamos, nos permitirán generar un mayor recorrido para Portadores del tiempo y esto es algo que estimula su internacionalización.