Ya llevamos 3 meses del año 2021, el tercer mes del año 20 del siglo XXI, considerando como 2001 el primer año del nuevo siglo, una polémica que cada 10 años vuelve al primer plano con el fin o no fin de una década. Sea como fuere, y considerando este el año 20 ó 21 del siglo 21, hay un lugar, una tienda, en el carrer Major d’Ontinyent, donde el siglo XXI no tiene cabida, la tienda de antigüedades.
Regentado desde hace más de 12 años por Stefano Sassu Tormo, de padre italiano y de madre española, de Albaida concretamente, la tienda ha traído a Ontinyent el arte de las antigüedades y el de la restauración de piezas, dos trabajos que combina a la perfección y que convierten la tienda, en el número 63 de la calle Gomis, en un auténtico mausoleo para los amantes de las reliquias y antigüedades.
Nada más entrar por la puerta ya te trasladas algunos siglos hacia atrás. Las figuras antiguas, “no aceptamos que sean posteriores a los años 20 del pasado siglo 20”, explica Stefano, te trasladan a la ambientación de las películas basadas en años anteriores. Cuadros originales de artistas como José Benlliure o Gonzalo Salvá, el maestro de Joaquín Sorolla, evocan una decoración propia de la oscarizada película ‘Amadeus’, que narra la vida de Mozart. Es sólo un ejemplo, ya que la belleza de unas piezas que todo coleccionista querría tener, podría hacernos viajar a casi cualquier film ambientado en siglos atrás.
El trabajo de restaurador
Stefano Sassu es un experto restaurador a quien el oficio le llega de familia, pues su padre también se dedicaba a ello. Stefano estudió en la Escuela de Restauración en Italia, unos estudios con los que decidió abrir un taller de restauración y poco a poco su amor por las antigüedades le llevó a lanzarse al mundo de la compra-venta de objetos antiguos, un negocio con muchos amantes, pero con pocos atrevidos. Su primer trabajo en España fue en Albaida, cuando le encargaron la restauración de 10 pinturas de la iglesia parroquial del municipio, un trabajo que “me llevó cerca de un año y medio”, lo que da muestra de la sofisticación de los trabajos que realiza. Nos comenta algunas de las reglas de la restauración como la prohibición de hacer añadidos nuevos a las obras y no sobreponer materiales irreversibles sobre la propia obra.
Una vez finalizado decidió instalarse en Ontinyent, en el número 13 de la calle Mayans, junto a Festers, pero “cuando empecé a crecer se me quedó corto y nos lanzamos a la compra de este local más grande para dar cabida a todo”. Ahora cuenta dentro de la misma tienda con un taller de restauraciones donde trabaja entre 4 o 5 días las restauraciones más sencillas a varios meses en las más complejas. En la actualidad lleva más de 1 mes ya restaurando la imagen de la parroquia de Ondara “y necesitaré al menos dos meses más para terminarla y que quede como se espera de mí”.
La crisis de la covid-19 ha tenido repercusión en los dos negocios a los que se dedica Stefano, aunque lo ha hecho de forma muy distinta. Mientras el encierro y los confinamientos sí que le han llevado a requerirse más sus servicios como restaurador de muebles y pinturas, ya que “la gente estuvo más tiempo en casa y quiso tenerla adecuada y poder arreglar sus muebles o restaurar objetos que tenían medio abandonados”. Por otro lado, el negocio del comercio de antigüedades sí que se ha visto muy afectado, sobre todo según explicaba Sassu por “la cancelación de las ferias de antigüedades, que es donde acude la gente buscando nuestros artículos”.
Las ferias de antigüedades
Como ya hemos explicado, la covid-19 ha suspendido todas las ferias de antigüedades, por lo que durante el 2020 ya no se pudieron realizar ningunas de las 4 a las que Stefano Sassu acudía cada año, como por ejemplo la de IFEMA en Madrid.
Las ferias de antigüedades, que esperamos que pronto se puedan volver a realizar pues sería señal inequívoca de que hemos superado la pandemia, son el paraíso de los amantes de objetos de coleccionista y un lugar donde, a quilómetros de distancia, Stefano montaba “una réplica casi idéntica de mi tienda ubicado en nuestro stand”, explica Sassu.
En cada desplazamiento a cada una de las ferias de antigüedades, Stefano Sassu elige aquellos objetos que cree que pueden tener más interesados dependiendo del público al que vaya dirigido la misma, ya que “tengo muchísimas antigüedades en la tienda y es imposible llevarlas todas”. Aún así el restaurador y comerciante explica que “tenemos una página web mediante la cual podemos mostrar todo lo que tenemos y enviarlo a domicilio”, y buscando la parte positiva de una dura situación para el negocio dice que “la falta de ferias nos ha permitido modernizar y actualizar la web”.
Una jarra morisca del siglo XIV o los fueros de Aragón del siglo XVI
En la tienda de antigüedades hay todo tipo de objetos a la venta, todo tipo de objetos de todo tipo de precios y de todo tipo de antigüedad, por norma general siempre anterior al año 1930.
Actualmente tiene a la venta, por ejemplo, una jarra morisca que data del siglo XIV, la figura más antigua con la que cuenta actualmente, que fue restaurada por expertos de la Universidad Politécnica de Valencia y que se mantenía al 92% perfecta, “sólo necesitó una pequeña reparación en el cuello superior de la jarra por lo que está exactamente igual que hace casi 700 años”, explica el restaurador.
También cuenta, por ejemplo, con una réplica original de los fueros de Aragón del año 1664 con todas las leyes y ‘peajes’ de pagamiento en el comercio.
Los precios, nos cuenta Stefano Sassu, que varían desde objetos a 20 euros hasta piezas de coleccionista de gran valor. La citada jarra medieval, que cuenta con decoración geométrica de manganeso con las huellas originales que dejaron los moriscos, tiene un precio de 1.800 euros.
También nos quiso enseñar Stefano un ejemplo de caja registradora de los años 50 que “está reservada para un restaurante que la quiere para decorar y utilizarla”, explica el dueño de una tienda que merece la pena ver y visitar.