Rita Cabañero Mompó (La Pobla del Duc, 1993) es la primera colegiada valenciana en ser asistente internacional, consiguiéndolo el pasado diciembre. Nacida en La Vall d'Albaida, la joven asistente participa actualmente en encuentros de la Liga Iberdrola (Primera División Femenina) y de Tercera División masculina. Sobre estos temas, el gran cambio del fútbol femenino los últimos años y si ha tenido episodios desagradables, hemos hablado con ella.
- Primera árbitra valenciana internacional. ¿Qué significó para usted?
- Obtener la internacionalidad es un sueño para todos los árbitros. Yo nunca me hubiera imaginado que se cumpliría tan pronto. En el comité valenciano compañeras nuestros ya consiguieron este sueño como árbitros. Ahora me ha tocado a mí como árbitra asistente y no puedo estar más contenta para estar viviendo todas estas experiencias.
- ¿Siendo de la Vall d'Albaida, que significa venir a Ontinyent a transmitir sus conocimientos?
- Me gusta que piensen en los árbitros para poder mostrar cómo es nuestro mundo tan desconocido. Dónde he ido siempre me he encontrado cómoda y como en casa, y todavía más cuando es por mi 'terreta'. 
- ¿Qué contacto tiene con la Vall d'Albaida actualmente?
- Ahora no estoy viviendo en mi pueblo, pero no hay semana que no vaya. Siempre que puedo voy a pasar algún día con la familia y los amigos. Ahora se aproxima la fireta de la Pobla, y nunca me la he perdido! También voy alguna vez a arbitrar algún partido por la zona.
- ¿Cómo empezó en el mundo del arbitraje?
- En mi primer año de carrera hice el curso. Tenía curiosidad por ver como se vivía el fútbol desde una perspectiva muy poco común.

- Estamos viviendo un momento de cambio para el fútbol femenino. ¿En qué repercute esto en las árbitras?
- Se lleva mucho tiempo trabajando para que el fútbol femenino crezca. Ahora empieza a tener todo más visibilidad y los equipos femeninos están teniendo los recursos que han merecido siempre. Estamos en una época muy buena e importante para todo el fútbol y, por lo tanto, para el arbitraje, puesto que somos una parte más y siempre vamos formándonos continuamente y progresando para crecer junto al fútbol.
- También la hemos visto haciendo de asistente en el fútbol masculino como en la reciente final de la Copa RFEF. ¿En qué se diferencian?
- No encuentro diferencias. Hay jornadas que tengo fútbol femenino y otras que tengo fútbol masculino. Cada semana tengo ganas de que llego el fin de semana puesto que cada partido es un nuevo reto. 
- ¿Ha vivido algún episodio desagradable con algún jugador o aficionado?
- Los y las árbitras, desgraciadamente, somos de los profesionales más cuestionados cuando tomamos decisiones. En un mismo partido tenemos que tomar un montón de decisiones y no siempre todas las personas del público están de acuerdo, como todo en esta vida. Pero no he vivido ningún episodio desagradable más allá de una muestra de desacuerdo.
- ¿Qué le diría a una niña que quiera ser árbitro y de la que usted pueda ser referente?
- Que lo pruebe y no tenga miedo aunque mucha gente diga que es una profesión con un poco de peligro. Todos y todas las árbitras decimos que el arbitraje engancha. Compartimos momentos dentro del campo y fuera y hacernos árbitros es de las mejores decisiones que hemos tomado en nuestra vida.
- ¿Cuáles son los próximos retos y metas que tiene Rita Cabañero?
- Las personas siempre queremos más. Ahora mis objetivos son mantener la internacionalidad y la categoría de Primera División en el fútbol femenino. En fútbol masculino, conseguir el ascenso a Segunda División B, pero los objetivos en el arbitraje se van consiguiendo si vamos disfrutando todos los partidos y todos los momentos que tengamos por el camino. Por lo tanto, como objetivos son esos, y como metas tengo el disfrutar y aprender.
- Será posible ver alguna árbitro en un mundial masculino en un futuro próximo?
- No sé si será en un futuro próximo o más lejano, pero estoy segura que llegará el momento. Arbitrar en un Mundial es el sueño más grande o de los más grandes que puede tener un árbitro/a y es difícil conseguirlo, pero todos y todas tenemos las mismas oportunidades.