Es la primera tienda donde se puede comprar miel a granel de Ontinyent, y posiblemente, de la comarca. Su concepto mezcla lo nuevo con lo tradicional, el saber hacer de antaño con los avances tecnológicos, pero nunca sin perder las buenas costumbres.
Joaquín Olcina Penalba empezó allá por 1958 a producir miel, por influencia de su cuñado, que procedía de una familia de colmeneros. Aunque Joaquín trabajaba en una serrería, le atraía la apicultura y las abejas se convirtieron para él en un hobby.
Junto a su hermano Rafael, llegó a tener alrededor de 350 colmenas. Producía la miel en las montañas de la zona y practicaba lo que se conoce como transhumancia apícola, es decir, trasladaba las abejas de Ontinyent a otras zonas como Teruel, Cuenca o Ciudad Real, en busca de las floraciones de interés. Vendía hasta hace poco la miel en casa, en su vivienda habitual, ubicada en la calle Santa Teresa, como es tradicional.
Era un hobby que Joaquín supo transmitir a sus hijos, Ximo y Concha, y que a su vez éstos transmitieron a sus respectivas parejas, Sari Francés Pastor y José Conejero Bellver. Ironía de la vida quiso que Concha fuera alérgica a las abejas, lo que le impide manipular las colmenas, pero su hermano, su marido y su cuñada no dudan en ponerse el traje de apicultura. La norma básica para no llevarse picaduras es “no hacer aspavientos, no correr y protegerse bien”, comentan.
A día de hoy son ellos cuatro quienes están ayudando a perpetuar esta tradición. Cada uno tiene su propio trabajo, pero las abejas son su ilusión, una pasión que viven en familia y que les reporta muchas alegrías. En junio del año pasado, y después de pelear mucho, decidieron abrir una tienda física, y además de miel, venden otros productos de cosmética natural y detalles para eventos, como bodas.
Su producto principal es la miel, de la que tienen en estos momentos 8 tipos: la de  tomillo, milflores y romero son las autóctonas, y la de azahar, lavanda, castaño, montaña o alta montaña o eucalipto, variedades que intercambian con otros productores de confianza de España. “Nuestro país cuenta con miel de muy alta calidad”, destacan, “no necesitamos importar miel de otros lugares”, explican. A pesar de la entrada de China en el mercado de la miel, convirtiéndose en la primera productora mundial, España es ganadora en estándares de calidad.
La diferencia de la miel artesana respecto a otras importadas o las vendidas en supermercados radica en su pureza. “Va mezclada con otras cosas, como jarabes, siropes o edulcorantes”, comentan. “Tienen un porcentaje muy bajo de miel pura”, aclaran.
La miel, tiene azúcar, pero en el caso de la miel artesana este azúcar es bueno para el cuerpo, afirman, y cuenta con muchas ventajas terapéuticas, las más destacas: la antiséptica, su eficacia para aliviar gripes o sus propiedades cicatrizantes.
Actualmente cuentan con 150 colmenas, algunas menos que su padre, pero para ellos prima la calidad a la cantidad, ya que sólo pueden dedicarle los fines de semana. “Nos hemos modernizado. Antes por ejemplo, el extractor era manual, pero ahora es automático. Es lo único que hemos cambiado, en lo demás seguimos igual”.
Las generaciones venideras parece que prefieran tomar otros caminos, aunque colaboran con los trabajos en las colmenas y en la tienda. “Ellos no tienen la misma ilusión y están pensando en otras profesiones”, afirman.
Por su parte el precursor de todo esto, Joaquín Olcina sigue llenándose de vida cuando visita a las colmenas a sus 88 años. Intenta ayudar en todo lo que puede y siempre va por delante en experiencia. La apicultura sigue siendo su ilusión, y ver que sus hijos y yernos han mantenido esta tradición le hace todavía más feliz.