- ¿Cómo están siendo los preparativos, teniendo en cuenta la situación?
- Desde octubre que se pone en marcha esta comisión, el ánimo ha sido el de preparar la fiesta como siempre, a expensas, por supuesto, de la normativa que viniera. Estamos siguiendo adelante, pero hasta última hora no podremos saber si desde Generalitat Valenciana nos vienen restricciones. Ellos tienen todos los actos, uno a uno, y lo analizarán. Por nuestra parte, lo estamos preparando todo igual, pero hasta la hora del acto, prácticamente, no tendremos la certeza total de que se va a poder hacer. 
- ¿Se han realizado cambios o anulaciones de actos?
- Sí. Como anulación, los actos en los que sea necesario quitarse la mascarilla, que supongan sentarse alrededor de una mesa y comer y beber, no se harán, y en este caso era inevitable anular el ‘Dinar del Llumener’, que reunía a cerca de 1.000 personas. En 22 años que se lleva haciendo, es el primer año que no se realizará. Es una pena. Por otro lado, lo que se pueda hacer en la calle, se realizará. 
En cuanto a cambios, hemos trasladado los actos más multitudinarios al Barranquet, como el concierto de Valparaíso. Después, intentaremos que el ‘Porrat’ se monte en Santa Ana, en lugar de la calle Sant Antoni, porque pensamos que es suficientemente amplio. La idea es no acumular gente en un mismo lugar, hacer grupos para evitar aglomeraciones. 
- ¿Por qué se presenta como secretario?
- Ya fui secretario de la Permanente desde 1982 a 1989, y ahora en la asamblea, como no se presentaba ninguna candidatura, decidí presentarme. Y francamente, estoy muy contento con el cargo, pero muy cansado; no por el trabajo de la fiesta, que no me supone ningún problema, sino por la burocracia, que ahora es mayor.  
- ¿Que a su hijo le tocara ser presidente de la Permanente tuvo algo que ver en su decisión de presentarse como secretario?
- La verdad es que no. A él le tocaba ser presidente de forma rotativa. El más sorprendido cuando levanté el brazo fue él, se quedó a cuadros. 
- ¿Cuál es su vinculación al barrio?
- Es de toda la vida. Nací en la calle Les Eres número 5 y estoy apuntado a la fiesta desde pequeño. 
- De hace 50 años a ahora, ¿en qué ha cambiado la fiesta?
- Ha ido creciendo en participación, en gente joven, y sobre todo en programación de cara al público pequeño. Las matinales de los últimos años no tienen nada que ver con lo que nosotros hacíamos. 
- ¿Cuál es el acto que más le gusta?
- Más que acto, cuando era niño la ilusión más grande que tenía era el conjunto de la fiesta. Ver cómo el barrio se transforma esos días. Era en general, el ambiente festivo de pueblo en fiesta que se ve. Esa impresión de convivencia libre, sana y en la calle, es la que he procurado, si no potenciar porque ya era muy fuerte, ayudar a mantenerla. 
- ¿Qué significa para Ud. la fiesta de Sant Antoni?
- Para mí, el exponente más claro que tenemos en Ontinyent de fiesta popular. 
- ¿Cuál es su deseo para estas fiestas? 
- Que se pudiera acabar bien esa programación que tenemos preparada. Que nos haga olvidar estos días de mal ambiente, y que después no hubiese ninguna progresión de casos.