La temporada de baño en el Pou Clar ha sido muy diferente este año. La pandemia que ha azotado España y que a lo largo del mes de agosto ha vuelto a resurgir, provocó que este paraje natural estuviera en el foco de atención. Tras varios meses encerrados en casa eran muchas las ganas que la ciudadanía tenía de recuperar la normalidad y disfrutar del sol, pero al mismo tiempo, las circunstancias (rebrotes, crisis económica) hicieron que muchos optaran por destinos cercanos, en los que pasar el día y regresar a casa. Y en este contexto, el Pou Clar fue el elegido por muchos.
Para evitar las aglomeraciones, especialmente causadas por los numerosos visitantes procedentes de otras localidades, se decidió cerrar los dos aparcamientos y dejar acceso tan solo por Galindo y l’Alba. Otra de las medidas que se tomó fue la de controlar el aforo.
Entrados ya en septiembre, es momento de hacer balance. Tanto desde la asociación de Amigos del Pou Clar como desde la concejalía de Medio Ambiente no descartan que algunas de las medidas de este año, como el cierre de los aparcamientos y el control del aforo, se puedan, en distinto grado, aplicar también los próximos años.
Respecto al cierre del paraje, medida que se aplicó a mitad de agosto, Dolors Belda, presidenta de Amics del Pou Clar la considera “positiva” y explica que era “algo que se veía venir”. Dolors explica que desde la asociación detectaron incluso que había cola para entrar al Pou Clar. Tanto ella como otros miembros que durante el verano se acercaron por allí, en ocasiones, fueron testigos de cómo algunas personas no respetaban las prohibiciones e intentaban saltar las vallas que se pusieron para cerrar los dos principales accesos, con el consiguiente peligro que ello suponía para su integridad físca. En otras ocasiones, cuando veían a algún grupo que iba a pie camino del Pou Clar con neveritas o incluso con sus mascotas, les recordaban que eso estaba prohibido, tal y como advierten unos carteles que, por lo visto, muchos visitantes no leían o a los que hacían caso omiso.
El hecho de que el Pou Clar tenga 4 accesos también dificulta el poder tener un control efectivo sobre el paraje o aplicar el pago por entrar, explican desde Amics del Pou Clar.
La concejal de Sostenibilidad, Sayo Gandía, respecto a este verano, que los meses de parón por la pandemia condicionó la temporada del Pou Clar y por tanto, las medidas se han tomado de manera progresiva según las circunstancias de cada momento. Así, a medida que se detectó un incremento de comportamientos incívicos se aumentó el control, en referencia a los numerosos casos de aparcamientos indebidos, que terminaron en multas y especialmente, pensando en el control sanitario. “La problemática del aparcamiento indebido no era una cuestión de mayor control policial, porque en la mayoría de casos eran personas de fuera”, explica la edil. El detonante para el cierre, apunta Sayo Gandía, llegó con el cierre de otros parajes naturales de zonas no muy lejanas, que derivó en un incremento de visitas al Pou Clar, y ante esta situación ya tan solo quedó el cierre “para proteger el paraje y la salud”, explica la edil.
Desde la concejalía de Sostenibilidad esperan poder reunirse con el vecindario del Pou Clar así como con distintos colectivos a lo largo de los meses de septiembre u octubre para poder empezar a preparar el próximo verano.