Una recién operada de la rodilla y otra con la espalda todavía dolorida, Andrea Nichitov y Victoria Reina relatan lo sucedido el pasado sábado en Ámsterdam. Un vehículo arrolló a varias personas en el centro de la capital holandesa, entre ellas las dos ontinyentinas, y dos amigas más, Ana y Paula.
Iban a ser unos días divertidos. El viaje era un regalo para una de ellas por su cumpleaños. De viernes a domingo; fin de semana exprés para echar unas risas y sumar momentos juntas. Pero todo se vio truncado cuando el sábado, sobre las 21:00 de la noche, tuvieron la mala suerte de toparse con este conductor.
“Regresábamos al hotel después de ver la ciudad” relata Victoria, “volvimos pronto porque al día siguiente queríamos madrugar para seguir haciendo turismo”. Estaban en una zona peatonal, cerca de la estación de central de la ciudad, según cuenta. Un paseo tranquilo de vuelta al hotel, con algunos souvenirs y muffins que habían comprado para cenar.
De repente vieron un coche que se dirigía hacia a ellas. Sin darle mucha importancia, pensaron que el conductor estaba haciendo una broma a dos chicos, simulando que iba a atropellarlos, pero de repente se los llevó por delante. Los chicos, que estaban de espaldas, no tuvieron tiempo de reaccionar, así como tampoco ellas. “Lo vimos venir de cara, quisimos movernos y esquivarlo pero fueron milésimas de segundo”, añade. Andrea iba hablando con Victoria, y no vio venir el vehículo, sino que se lo encontró de repente. “Era un Peugeot oscuro”, recuerda.


Ellas dos fueron las peor paradas. El coche las atropelló de pleno. “Podría haber pasado por nuestro lado izquierdo, había espacio suficiente para pasar, pero se giró hacia nosotras dos y nos atropelló”, cuentan. Andrea sufrió quemaduras por el asfalto, una rotura de rodilla por la que tuvo que ser operada en Ámsterdam de urgencia y múltiples contusiones, mientras que a Victoria le pusieron puntos en la cabeza por una brecha y tiene dolencias en la espalda y la nuca.
Andrea cuenta que “la gente corría, yo intenté girar a la derecha, pero justo el faro izquierdo me pegó en la pierna izquierda, y caí al suelo”. “A mi me pegó el morro entero en las piernas y caí de espaldas. Al llevar una sudadera no sufrí quemaduras por el asfalto”, relata Victoria.
A Ana le pegó un lateral del vehículo, salió disparada, tiene un moratón con derrame y ahora parece que también tiene dolencias en el tobillo, cuenta Victoria, mientras que Paula fue afortunada y salió ilesa del accidente.
Tras el atropello, y en shock, por un lado quedaron Victoria y Andrea, y por otro Ana y Paula. “Nos levantamos. Yo veía a Andrea muy nerviosa, con la rodilla a un lado, me decía que no podía apoyar la pierna”, cuenta Victoria. La adrenalina hizo que se olvidaran del dolor, y el instinto fue levantarse y ponerse a salvo. El chico seguía acelerando y tenían miedo de que las reprendiera. “El chico seguía acelerando y me daba miedo que volviera a por nosotras”, destaca Andrea.
Cuando estuvieron a salvo, y vieron el vehículo ya estampado en una fuente se derrumbaron y empezaron a pedir ayuda. Victoria notó “como agua por la cabeza”, y empezó a marearse. Se dio entonces cuenta de que tenía una brecha. Andrea no podía moverse, le dolía mucho la pierna, la cabeza y veía mucha sangre.
Fueron llevadas a hospitales diferentes. Paula no tuvo que ser ingresada y se hospedó con los cónsules. Pasó todo muy rápido. Se hicieron las 12:30 de la noche, momento en que avisaron a los familiares de lo sucedido. Todo fue un ir y venir de médicos y policías, que fueron a tomarles declaración, y ellas denunciaron los hechos. Coinciden en destacar que “ni los médicos ni los policías quisieron darnos explicaciones” y que todavía no han recibido copia de la correspondiente denuncia, tampoco los partes médicos, sólo Andrea lo tiene ya en su poder. También se quejan de la atención de la cónsul, “que no nos facilitó nada. Se lavó las manos”, afirman.
Andrea explica que fue operada el domingo, y se quedó ingresada hasta el miércoles. Ese mismo día estaba de vuelta a España por la tarde. Su hermana cogió un vuelo a Ámsterdam el domingo para estar con ella. Victoria, Ana y Paula se quedaron hasta el lunes para acompañar a Andrea, pese a que fueron dadas de alta un día antes.
“Tenía los ojos bien abiertos y las manos en el volante”
La versión de los hechos de las chicas dista mucho respecto a la oficial. Los medios holandeses descartaron un ataque terrorista y afirmaron que el conductor había perdido el control del vehículo después de darse a la fuga cuando la policía se le acercó para identificarle tras estar estacionado en un lugar prohibido. El cuerpo policial holandés aseguraba que el atropello “no fue intencionado”. Las chicas creen todo lo contrario.
Ellas tienen la sensación de que el conductor sabía muy bien lo que estaba haciendo. “También nos dijeron que podía haberse mareado al volante, pero tenía los ojos bien abiertos y las manos bien agarradas al volante”, destaca Victoria. “No sé si fue un atentado o no, pero sí sé que era un loco que iba contra las personas. Sabía lo que estaba haciendo al 100%”, insiste. Incluso las chicas coinciden en que tenían la sensación de que estaba contento, “como satisfecho por lo que estaba haciendo”, relatan. Ellas llegaron a ver al conductor, de piel oscura y con barba.
Del conductor sólo saben que era de origen pakistaní y que tiene 55 años gracias a los medios de comunicación. Les indigna no saber ni siquiera su nombre. Para más inri, “nos hemos enterado de que ya ha salido del hospital y que está en la calle”, comentan molestas. Demasiados cabos sueltos y mucha desinformación que no entienden. Algunos testigos culparon a la policía holandesa de lo sucedido porque vieron que pararon el vehículo, pero no lo inmovilizaron.
Ambas están ahora aliviadas por estar en España, en casa de nuevo. “Que te pasen estas cosas en otro país da mucho miedo”, aseguran, y “más cuando te das cuenta de cómo han sucedido las cosas. No sabemos qué hay detrás de esto, pero no nos han facilitado nada”.
A Victoria le queda un tiempo de recuperación y de visitas al fisioterapeuta, mientras que a Andrea le quedan entre 4 y 6 meses de baja. Ambas agradecen la suerte que tienen de estar bien, ya que dos de los atropellados están todavía en coma, y agradecen a todos “sobre todo a los medios de comunicación, su ayuda, no sólo por ayudar a decir la verdad, sino por poder escucharnos, y a todos aquellos que han compartido la noticia. Gracias”, concluyen.