- ¿Desde cuándo está en Suiza y por qué decidió irse a vivir allí?
- A Suiza llegué en diciembre. Sinceramente, he estado desde los 24 años viajando y trabajando por Europa, y los últimos cuatro años los pasé como jefe de cocina en Altea. No obstante, me sentía un poco estancado, echaba de menos viajar, así que dejé el trabajo y cogí un tiempo para pensar qué quería en mi vida. Me salió una oferta de trabajo en Shanghái, pero al final, decidí venir a Suiza por las condiciones laborales que me ofrecían. Además, Suiza siempre ha sido un país que me ha gustado mucho por sus montañas, me encanta esquiar... Es un país maravilloso.
- ¿En qué ciudades ha vivido y trabajado?
- Con 24 años salí de España y me fui a Bournemouth (Inglaterra), pero me cansé del tiempo, ya que siempre estaba lloviendo, y me fui a Malta. No obstante, Malta es un lugar bonito, pero trabajas mucho y cobras poco. Después, volví a Inglaterra, porque contactaron conmigo de un restaurante donde había trabajado y querían que volviera, así que regresé a Bournemouth. Volví a sentir que estaba estancado, y de Inglaterra me fui a Alemania, a Múnich. Allí la calidad de vida me gustaba mucho, pero quise cambiar. Busqué trabajo en Roma, donde me prometieron unas condiciones laborales que después no eran las que esperaba. Tras esto, estuve buscando trabajo y, a través de contactos, conseguí de nuevo trabajo en Inglaterra, esta vez en Brighton.
- ¿Volvió a España en ese período?
- Siempre que he podido he vuelto. Cada dos o tres meses, miraba un vuelo y volvía a casa. Mi familia y mi pueblo me tiran mucho. Además, después de estar cuatro o cinco años viajando y fuera de casa, volví a España, a Altea. Estuve en el restaurante el Cranc, considerado uno de los mejores chiringuitos-restaurantes frente a la playa.
Después de Altea, fui a Barcelona a estudiar un Máster de Alta Cocina y Pastelería en Bellart, considerada una de las mejores escuelas de cocina de España. Cuando finalicé el máster, el también ontinyentí Lenin Busquets me llamó para trabajar en el restaurante Annua, con dos estrellas Michelín, en San Vicente de la Barquera (Cantabria). Fue una época muy dura, porque es muy sacrificado trabajar en un estrella Michelín. Aprendí mucho, pero es duro. Después de esto empecé una nueva aventura en Altea, donde abrí un restaurante con un buen amigo, en diciembre de 2020. Fue una época muy estresante de mi vida, así que, tras tres años, decidí parar.
- ¿Qué hizo entonces?
- Me fui a China para visitar a mi pareja y desconectar. Aunque ella es italiana, obtuvo una beca universitaria para trabajar en Shanghái. Estando allí, fuimos a cenar a un restaurante español y, hablando con el executive chef de allí, me dijeron que hacía falta un jefe de cocina. Cambié mi plan de vuelo e hice una semana de prueba. Me contrataron, pero vi que las condiciones laborales eran trabajar muchas horas y tener sólo 15 días de vacaciones al año. Así que, recibí la oferta laboral de Suiza y comparando, las condiciones en Zúrich eran mucho mejores.
- ¿Cómo es la vida en Suiza?
- Trabajo como junior sous chef en el hotel Mandarin Oriental de Suiza, que es una de las compañías de lujo más grandes del mundo. En cuanto a la vida aquí, para encontrar casa fue un dolor de cabeza, algo que nunca había tenido en este aspecto. Si no encuentras casa, no puedes tener el permiso para encontrar trabajo. Ahora mismo estoy compartiendo piso con una pareja de andorranos. Es un país carísimo; sales de casa y ya te has gastado 50 francos sin hacer nada. El alquiler es caro; además, debes pagar un seguro médico obligatorio, que puede rondar entre los 300 y 500 francos al mes. A parte, hay que sumar los gastos de transporte público, que pueden ser unos 120 francos al mes, aunque es una maravilla, dan muy buen servicio.
- ¿El sueldo compensa?
- Sí, compensa mucho. Respecto a los gastos que tengo, el sueldo es tres veces mayor, y eso que ahora mismo tengo un salario básico. Los suizos cobran una media de 6.000 euros netos al mes. Y, si hablamos de un ingeniero, jefe de cocina, etc., el sueldo puede ser mucho mayor. Si tienes el propósito de venir a Suiza, puedes ahorrar, y la calidad de vida y la seguridad son muy buenas. Además, la gente es muy respetuosa y no suele saltarse la Ley.
- ¿Qué echa de menos de Ontinyent?
- Echo de menos poder quedar con los amigos una tarde, estar con la familia, la comida; el arroz al horno de mi madre, el puchero, etc. De hecho, siempre que bajo, me llevo comida, aquí tengo mis paellas, el embutido de mi amigo, de la Carnicería Ramón...
- ¿Cómo ven los suizos a los españoles?
- Muy bien. En el tema de cocina estamos muy bien vistos, como buenos trabajadores y educados. Sí que nos ven como muy fiesteros y alegres, pero en todos los sitios en los que he estado trabajando tienen muy buena imagen de nosotros.
- ¿Con que país se queda de todos los que ha estado?
- El lugar que más me ha marcado ha sido Inglaterra. Fue el primer país en el que estuve fuera de España. Además, al menos antes del Brexit, era muy fácil encontrar trabajo allí, una casa, documentos para trabajar, abrirte una cuenta bancaria... Llegabas hoy y al día siguiente ya estabas trabajando. No obstante, el país con mejores condiciones que he conocido está siendo Suiza.
- Para concluir, ¿tiene pensado volver a casa?
- La verdad es que creo que sí volveré... Aunque no lo tengo claro. Me he fijado unos objetivos aquí, entre ellos, llegar a ser jefe de cocina cuando llegue a tener un alemán fluido. Además, me estoy creando una marca de catering para realizar eventos privados. A parte, Suiza tiene ventajas, ya que cada año que trabajas aquí se te queda una pensión. Me gustaría en un futuro tener hijos y criarlos en España, pero será más a largo plazo y todo depende de cómo evolucione la situación en España.