Un pozo medieval del siglo XII ha sido descubierto en el barrio de La Vila de Ontinyent durante los trabajos de excavaciones arqueológicas previas y de seguimiento a las obras de estabilización de una medianera en la calle Cordellat. Concretamente, se han podido localizar restos de varias estructuras domésticas de época medieval andalusí. En todos los casos, son restos muy parcialmente conservados, que corresponden a la parte subterránea de lo que serían los hábitats de época medieval, anteriores a Jaume I, en la Villa.
Se trata de al menos dos pozos, de planta circular. De uno de ellos sólo se conservan los restos mientras que el otro conserva poco más de un metro de profundidad, con las paredes de mampostería. Este último, con un diámetro aproximado de un metro, contenía un depósito sedimentario con abundantes materiales cerámicos y otros del momento de su amortización, por lo que constituye un interesante conjunto cerrado. Entre estos materiales, que se encuentran en proceso de limpieza y evaluación en el laboratorio del MAOVA, hay una vajilla doméstica, con algunas piezas enteras y otras muchas fragmentadas.
El concejal de Patrimonio, Jaime Peris, destacaba que este descubrimiento “es muy interesante, puesto que estos nuevos elementos se suman al patrimonio histórico y cultural de Ontinyent”. Peris recordaba que “desde el Gobierno de Ontinyent siempre hemos sido comprometidos con la conservación y protección de nuestros elementos patrimoniales, puesto que estos sirven para conocer un poco más la historia de nuestra ciudad y cómo vivían nuestros antepasados”.
El arqueólogo municipal, Agustí Ribera, incidía en que “este descubrimiento podrá ofrecer mucha información sobre diferentes aspectos de la vida de los que fueron pobladores de La Vila en aquel tiempo”. Junto con Ribera, al frente de los trabajos se encuentra el también el arqueólogo Ignacio Hortelano. La dirección de la obra va a cargo de la arquitecta Ana Sanchis, mientras que la empresa constructora, Micó Ferrandis, ha colaborado estrechamente y eficazmente en las tareas de exhumación de los restos. La prosecución de las obras ya ha sido autorizada por la conselleria con unas ligeras modificaciones del proyecto, para que se pueda conservar íntegramente el pozo principal; a pesar de que tendrá que quedar de nuevo sepultado.
A diferencia de otro pozo andalusí encontrado a la plaza de la Vila, hacia 1990, que parecía de aguas negras, el pozo descubierto ahora parece para abastecimiento doméstico de aguas limpias, al situarse precisamente a caballo del primer nivel freático, entre las arenas y el tapón, lo que le permitiría captar las aguas que entraban, depositándose a su fondo, y que aprovecharían para alcanzar el patio de una casa medieval. “En definitiva, un conjunto (estructuras y mobiliarios) de gran importancia para el conocimiento histórico de la ciudad en unos momentos donde, a falta de cualquiera otro tipo de documentación, solamente la arqueología puede aportar datos ciertos y significativas, como en el caso presente”, destacaba Jaime Peris.