El ontinyentí Beltrán Ferri Soler entró a trabajar como camarero para ganar un dinero extra y acabó aparcando sus estudios de Filología para convertirse en especialista en coctelería y sommelier, aprendiendo de la mano de grandes referentes del sector.

Beltrán Ferri Soler, de 38 años, empezó Filología Hispánica convencido, por inercia, de que era lo que tocaba en ese momento, pero entrar en el mundo de la hostelería le hizo cambiar la visión de todo. 
Empezó como camarero para ganarse un dinero extra en el bar Jauja de Ontinyent, de la mano de Jordi y David, dos hermanos que confiaron en él desde el primer momento. “Para mí ellos y su padre, Santi, son un referente”, comenta. Allí aprendió que la hostelería es todo un arte y que hasta el simple hecho de tirar la caña tiene su técnica. 
Beltrán fue descubriendo, casi de manera natural, que la hostelería se le daba bien. Tanto era así que, allá por el 2013, David y Jordi le ofrecieron formar parte del proyecto Llámame Lola. Beltrán se convirtió en uno de los gerentes de este moderno bar de tapas y copas de Ontinyent. “Me di cuenta de que mi apuesta vital y lo que me apasionaba era la hostelería”, relata Beltrán. 
Así las cosas, aparcó la Filología, de la que realmente sólo le faltan tres asignaturas para terminar, para dedicarse de lleno a esta profesión, que tenía ese “algo” que le inyectaba ilusión cada día. Empezó a formarse e hizo su primer curso de Coctelería. A partir de ahí, Beltrán aprendió que aquello de agitar la coctelera y lanzarla al aire es para el público un espectáculo, pero que en la práctica se trata de una técnica. “El ‘shake’ o agitado, es como el escanciado; dependiendo del resultado que quieras obtener, utilizas una u otra técnica”, explica.  
Así, de hacer mojitos con los amigos pasó a aprender elaboraciones más complejas, llegando incluso a ganar el primer premio en el regional del Concurso Rutte Gin, con el cóctel ‘Rutte Autumn Tree’, y el segundo en el nacional, y se convirtió en uno de los fundadores del Barcelona Rum Club. 
¿Que cuál es su cóctel preferido? Beltrán reconoce que, aunque nos suene más el Daikiri o el Margarita, él apuesta por la coctelería con vinos de Jerez, una de sus especialidades, con fermentados o con café. Y que la tendencia mundial actual pasa por la coctelería ‘healthy’ (o saludable), con ingredientes como la kombucha o el tepache, originarios de México, y el ‘day drinking’ con bebidas de baja graduación. 

Formación con los mejores
Su sed de aprender pronto le llevó a iniciar el Master Superior de Sommelier, del CETT_UB Tourism & Hospitality, Education/Research de Barcelona, donde recibió formación por parte de referentes del sector. Este vuelo le hizo abandonar, no sin tristeza, el Llámame Lola, algo que sus socios entendieron a la perfección, y se trasladó finalmente a Barcelona junto a su pareja 
Desde entonces, 2016, hasta ahora, el ontinyentí no ha parado de formarse con diferentes cursos, entre ellos, de pastelería tradicional, de café y de fermentado. Estuvo en Hawker 45, donde aprendió junto a todo un referente de la coctelería: Javier Caballero, cuyos comienzos en el sector fueron muy semejantes a los de Beltrán, ya que empezó de ayudante de barman para sacar algo de dinero para estudiar Educación Física. 
De ahí, Beltrán saltó a uno de los mejores restaurantes de la ciudad, el Racó d’en Cesc, especializado en cerveza artesanal y maridaje para realizar prácticas, y poco después trabajó en Vistro 49, bar de vinos y coctelería en el Hotel Ohla, de 5*. Allí profundizó en el mundo de los vinos naturales junto al prestigioso sommelier Florian David. 
Su último trabajo fue como bar manager en la coctelería Balius, llevando la gestión integral del local, y la dificultad del covid-19 de por medio. A pesar de que la situación de pandemia está afectando al sector, el ontinyentí no piensa parar, y está proyectando su futuro con un Curso de Marketing y Gestión en la Escuela Hofman para profesionalizarse en todos los ámbitos. 
Echando la vista atrás y sobre si se arrepiente o no de haber aparcado la carrera, no hace falta ni preguntarle, ya que, tal y como destaca “la hostelería significa para mí dedicarme a lo que me gusta, levantarme cada día y ser más feliz”, concluye.