La semana pasada el arzobispado de Valencia confirmaba cambios en las parroquias de la diócesis, entre ellas, las de Ontinyent. Uno de los cambios afecta a la marcha del párroco de San Rafael, Pablo Beltrán, que cesa para seguir su misión pastoral en Gandía.
La decisión no ha gustado nada a los feligreses y al vecindario de San Rafael, que han emitido un comunicado en el que expresan su "profundo deseo de que nuestro actual párroco no sea trasladado a Gandía, y que pueda continuar su labor pastoral con nosotros".

Explica el comunicado que "durante estos tres años, ha demostrado un compromiso ejemplar con nuestra comunidad. Su cercanía, humanidad y entrega han fortalecido no solo la vida espiritual de la parroquia, sino también el tejido social del barrio. Ha revitalizado actividades, ha acompañado a jóvenes, mayores y familias, y ha estado presente en momentos clave para todos nosotros, sembrando esperanza, valores y unidad".
Por todo ello, añaden, "su trabajo no ha pasado desapercibido. Hoy somos una comunidad más viva, más cohesionada y más comprometida, en gran parte gracias a su liderazgo. Por eso, sentimos que aún queda mucho por construir junto a él, y que su marcha sería una pérdida importante para nuestra parroquia y nuestro barrio".
El comunicado concluye con una petición al arzobispado: "respetamos las decisiones de la Diócesis, pero pedimos humildemente que se reconsidere este posible traslado. Queremos que se quede con nosotros, porque lo necesitamos y porque su presencia sigue siendo un pilar fundamental en Sant Rafel".
Para este lunes a las 20:30 se ha convocado una concentración en la glorieta de l'Orutjol para defender la permanencia del párroco en San Rafael.