- ¿Cuál es su formación y en qué centros se formó?
- Estudié COU en el IES l’Estació y posteriormente me decanté por Letras; no me acuerdo muy bien de por qué tomé esa decisión. Después hubo una profesora que me daba clases de Literatura, Isabel Vendrell, que me marcó. Ella fue la que me encaminó a estudiar Filología Hispánica, en la Universidad de Valencia.
- ¿Era la docencia su vocación desde siempre?
- Tenía claro que me gustaba la Literatura, lo de la vocación vino después. Tan pronto como acabé me puse a trabajar como profesora en el colegio Pureza de María, y allí fue donde empecé a darme cuenta de que había acertado. Fue mi primer contacto con los alumnos y veía que se me pasaban las horas rápido, que estaba a gusto.
- ¿En qué centros ha ejercido?
- Después de trabajar unos años en el colegio Pureza de María decidí presentarme a oposiciones, las aprobé y tuve la suerte de que me asignaron la plaza en el IES l’Estació, donde estuve unos años, muy contenta con la experiencia. Cuando construyeron el IES Pou Clar redistribuyeron a los profesores, y fue entonces cuando elegí el IES Jaume I por proximidad. Allí he estado la mayor parte de mi trayectoria profesional. Estoy muy contenta y muy feliz allí.
- ¿Cuál es su metodología? ¿Cómo son sus clases?
- Me gusta mucho idear, cambiar las clases para ver cómo me funciona, mejorar... Tengo una libreta en la que me apunto lo que funciona, lo que no... Pero la verdad, no tengo ningún consejo que dar, ni tengo la varita mágica de saber cómo se dan clases. Creo, de hecho, que tengo las mismas inseguridades que cuando empecé. Cuando llega final de curso siempre pienso en la manera de hacerlo mejor y en la manera de enseñar las cosas de manera diferente. Y si no consigo motivar a algún a alumno, me planteo el por qué no lo he conseguido.
- En sus casi 30 años de profesión, ¿cómo ve que han cambiado los alumnos?
- Han cambiado mucho desde cuando yo empecé hasta ahora. Lo que es una clase entera escuchándote, una clase magistral, no lo soportan. Son incapaces de estar quietos, no sé si es por las redes sociales, por la sociedad esta que va tan rápida.. A veces están haciendo varias cosas a la vez, ven la televisión, están con el móvil, etc. Por tanto, los profesores hemos tenido que cambiar con ellos. Tiene que ser todo muy práctico, motivador, ya sea con un documental, una película... Ahora creo que dar clase es más difícil.
- El truco para mantener a los alumnos callados en clase, ¿existe?
- Truco no, creo que simplemente se trata de ir probando, de ir cambiando durante la clase. Porque si no, se van cansando. Trabajar tanto por grupos como de manera individual, proyectar audiovisuales...
- ¿Hay mucha afición a la lectura entre sus alumnos?
- Yo intento ser positiva, creo que sí que leen, pero quizás optan ahora por el formato digital. Hay alumnos que no leen nada, y otros que mucho, sobre todo los que vienen enseñados de casa. Pero en la actualidad hay muchas herramientas que sirven para engancharlos, por ejemplo la poesía está causando furor con los poetas de las redes sociales, que publican vídeos en YouTube, como Marwan, Elvira Sastre, Defreds o Mónica Gae. Son autores que publican sus recitales en YouTube y después editan el libro en papel. No son ni Neruda, ni Lorca, pero sí son una manera de despertarles la pasión por la poesía, ya que tratan mucho temas que les gusta a ellos, como el amor, la actualidad, la crítica social... Se compran sus libros y recitan como ellos lo hacen.
- Esta lejanía cada vez más de los autores clásicos, ¿le da coraje?
- No aleja, al contrario, acerca. Aunque sean autores más ‘facilitos’, también utilizan metáforas, juegos de palabras y otras figuras. Al entender a estos poetas, ya no les suena tan raro grandes autores como García Lorca o Vicente Aleixandre. Hay quien critica mucho esta tendencia de las redes sociales, pero yo pienso que es una etapa de formación. Del mismo modo que empiezan leyendo novelas juveniles para dar un salto a la novela de adulto, esto es lo mismo. Los clásicos son fundamentales, y los poetas de las redes son como el azúcar para atraerles hacia ellos.
- ¿Cómo fue su primera experiencia como docente?
- Un poco complicada por la inexperiencia. Ahora creo que preparan más para ser profesores. Durante las prácticas aún tuve la suerte de tener a un profesor, Eduardo Alonso, en el IES Benlliure, que me impresionó. Pero los profesores de mi generación hemos sido autodidactas, tropezando y volviéndonos a levantar. Ahora estamos en continuo reciclaje, con nuevas metodologías. Cuando empecé la verdad, no vivía, llegaba a casa y pasaba horas preparando el temario, sin saber si estaba aplicando el nivel adecuado o no. Y si ahora ya me resulta un poco difícil poner las notas, pues imagínate entonces. Sobre todo en el caso de 2º de Bachillerato, ya que a muchos de ellos la nota les supone poder entrar o no en la carrera que desean. Me afecta mucho, le doy muchas vueltas. Trato de ser justa con todos y a veces es difícil.
- ¿Qué diría que es lo más difícil de la profesión? ¿Y lo mejor?
- Yo creo que motivar a los alumnos. Si el grupo te sigue desde el principio, puedes llegar a donde quieras con ellos. Pero si es al contrario, cosa que se ve más en la ESO, cuesta mucho encauzarlos. Y después, el hecho de que cada vez hayamos tenido menos inversiones por parte de las administraciones, ha habido una reducción de plantilla, nos han aumentado las horas a los profesores, la ratio es elevada, todo esto dificulta el poder invertir más o menos tiempo en la preparación y en los alumnos. Yo tengo por ejemplo más de 30 alumnos por grupo, y esto a la hora de corregir o hacer seguimiento de los alumnos, es más complicado. Y lo mejor para mí, los alumnos. Es lo que nos llena a nosotros. Sobre todo ver que al principio no te seguían, y que de repente se enganchan a tu asignatura, sacan buenas notas, se ponen a leer... Sobre todo en estos alumnos que dan este salto y esta evolución... Es muy satisfactorio.
- Precisamente los alumnos han sido los que la han premiado, ¿se lo esperaba?
- Para nada. Me tocaba guardia de biblioteca y me llamaron desde la Universidad Politécnica. Me quedé muy sorprendida, pensaba que era una broma. Me comentaron que me habían seleccionado en base a las encuestas hechas a los alumnos de primer curso de carrera y me emocioné mucho. Lo más curioso es que las encuestas las realizaron alumnos de Ciencias. No me lo puedo explicar, ¡si yo soy de Letras! De hecho, la mayoría de los profesores premiados eran de asignaturas como Matemáticas o Química. En el diploma, pusieron una frase de una alumna que seleccionaron que decía así: “Es la mejor. Consiguió que una clase de casi 40 alumnos de bachillerato científico atendiera y se interesara por la asignatura, con muy buen nivel de la materia”. Pienso que, en realidad, no somos ni de Ciencias ni de Letras. En el fondo la sensibilidad para la Literatura la tenemos todos.
- ¿Cómo diría que es su relación con los alumnos?
- Diría que me llevo bien, nos apreciamos mucho. Pero no llego a tener una relación de amigos. Son muy educados y saben guardar las formas. Tengo una cercanía con ellos para que me pregunten todo lo que quieran, pero yo no soy su amiga, soy su profesora. En clase yo quiero esa distancia, ese respeto, pero que no haya un ‘amigueo’.
- ¿Cómo era Ud. como alumna?
- Creo que era buena chica. Es verdad que tuve un período más ausente, por el fallecimiento de mi padre cuando yo tenía 10 años. Pero luego me reenganché, y creo que era buena alumna. Lo más curioso es que cuando empecé a trabajar, me encontré con profesoras que me habían dado a mí clases, y ahora, me estoy encontrando yo a antiguas alumnas mías.
- ¿Cómo es Inma Llinares en la intimidad?
- Pues me encanta leer, novela, ensayo... No entro nunca en Facebook, pero estoy en grupos de sintaxis y literatura. Desde un tiempo a esta parte me estoy aficionando a la ópera. También me gusta mucho viajar, salir a caminar por la montaña e ir al cine. Voy todas las semanas a ver películas que proyecta el Cine Club Utiye. Y, por supuesto, lo más importante para mí es mi familia, sobre todo mis dos hijas.
- ¿Cómo percibe el actual sistema educativo?
- Veo un deterioro del sistema educativo, hablando sobre todo de lo público. Se necesita un pacto de Estado. Lo que no puede ser es que cambie el partido político en el Gobierno y cambien las leyes. Esto significa que nos marean a todos, tanto a profesores como a alumnos. Creo que en ese aspecto, los que pierden son sobre todo los alumnos. También creo que se debería invertir mucho más en ellos, son nuestro futuro.
- Si no hubiese sido profesora, ¿qué otra profesión habría escogido?
- Yo creo que periodista. Utilizamos mucho la Lengua y nos relacionamos con los demás. Lo estuve pensando en su momento, y para hacer Periodismo me tenía que ir a Madrid o Barcelona. Pero me decidí a hacer Filología porque me levanté un día, y así me lo dije.
- Para terminar, ¿qué significa para Ud. su profesión?
- Es una parte muy importante de mi vida. Es una forma de ver la vida, porque muchas veces la vivo a través de mis alumnos, pensando en ellos. A veces voy por ahí, y veo cosas que me podrían servir para clase. No desconecto. Es verdad que a veces te llevas disgustos, pero las satisfacciones han sido mayores. Nunca me he arrepentido de la decisión que tomé. Doy sobre todo las gracias a mis compañeros de trabajo y a mis alumnos, no sólo los que me han otorgado el premio, sino también al resto. Me siento muy orgullosa y muy contenta de haberlos conocido.