El Arzobispo de Valenciamonseñor Enrique Benavent, presidió el pasado sábado la clausura de la fase diocesana del proceso de beatificación de la religiosa carmelita María Carmen Crespo Roig (1912-2006), nacida en Beniarrés, Alicante. La ceremonia tuvo lugar en la sede de la Vicaría de Evangelización en Valencia y marcó el fin de esta fase, que comenzó en 2011, cinco años después de su fallecimiento.

María Carmen vivió en el convento carmelita de La Purísima Sangre en Ontinyent, donde falleció a los 93 años en 2006, después de 65 años de vida religiosa. Su causa fue promovida por su comunidad, que formó un tribunal para investigar sus virtudes cristianas, certificando que fueron heroicas.

Las pruebas recogidas en esta fase serán enviadas a la Congregación para las Causas de los Santos en Roma para su estudio. Si la Santa Sede reconoce sus virtudes heroicas, se destacará su santidad en la vida cotidiana.

Nacida en Beniarrés el 25 de marzo de 1912, María Carmen fue muy activa en su parroquia desde joven. Durante la persecución religiosa de 1936, arriesgó su vida para ayudar a sacerdotes y religiosas. Ingresó en 1941 al convento de Ontinyent, donde vivió dedicada a la Iglesia y a la salvación de las almas.

A lo largo de su vida religiosa, fue un modelo de fe y dedicación. Su sabiduría y prudencia fueron muy valoradas por religiosas y seglares que se acercaban a ella en busca de consejo. Aunque su salud fue frágil, siempre mostró alegría y serenidad, incluso en su sufrimiento final por un cáncer, repitiendo: “¡Sí, Señor, con tu gracia que sea de mí lo que tú quieras!”

El proceso de beatificación ha sido uno de los más rápidos en la diócesis de Valencia, gracias al impulso de su comunidad religiosa. Su fama de santidad ha trascendido las fronteras de España, y su intercesión es invocada por muchas personas. Si se confirma la heroicidad de sus virtudes, María Carmen será un ejemplo de santidad en la vida cotidiana.