La comparsa Chanos, a la que corresponde la Embajada mora de 2019, ha puesto en escena un boato que no se ha inspirado en ninguna batalla ni acontecimiento histórico, sino que ha ofrecido al público un recorrido colorista a través de los trajes y de la música, con una selección de marchas moras compuestas entre 1914 y la actualidad.
Para ello, han sido numerosas las escuadras que han lucido exóticos trajes y también en el segundo bloque las escuadras han recuperado las distintas indumentarias oficiales de la comparsa desde su fundación.
La puesta en escena de la Embajada de los Chanos ha contado con la coreografía que llevaba por título “Shesha”, en la que Masters Ballet, con sus 72 bailarines, junto a los 60 músicos, la percusión de Batukem y 5 chirimiteros han interpretado la pieza “Shesha”, adaptada y con arreglos de Carlos Ferri. Una imponente serpiente simboliza la astucia, con su movimiento ondulante, que ha hipnotizado al público y que ha dado al boato un toque de misticismo. A medida que ha avanzado el espectáculo el público se ha encontrado con todos los elementos que formar “Shesha”: los ojos, la piel, la lengua, los cascabeles.
El ballet ha estado dividido en distintos bloques: el primer ha representado las 10 cabezas, en el segundo la piel; 22 han representado la lengua con su movimiento de una ligera pluma, mientras que el ballet ha concluido con el sonido inquietante y característico de las serpientes, el que traían las 20 bailarinas con una pandereta en forma de serpiente y repleta de cascabeles dorados y brillantes. Un enorme ojo, el de la mirada de Shesha, ha cerrado el ballet.
El embajador, José Luis Belda, y el abanderado, José Luis Azorín, han comandado sus tropas desde lo alto de una carroza.