El boato de la comparsa Fontanos, que tiene este año la Embajada, ha recreado la historia del nombre de la ciudad de Ontinyent, desde la leyenda del río Clariano hasta la declaración del nombre oficial de la ciudad en 1982: Ontinyent. El boato ha recorrido tres etapas históricas, la visigoda, la musulmana y la cristiana, para descubrir al público el topónimo de la ciudad en cada una de ellas.
Tras situar al público en los alrededores del río Clariano, un espectáculo lleno de fantasía recreaba la leyenda de un gigante de hielo, destruido por el fuego de los visigodo y que pasaba a convertirse en las cristalinas aguas del río Clariano.
En el segundo bloque, el que representaba la época musulmana, les covetes dels Moros representaba a Ontinyent como una fortaleza entre los reinos de Murcia y Valencia.
En un boato de la comparsa Fontanos, no podían faltar las referencias a las fuentes, representadas por un ballet de Ópera, en el que el agua cobraba vida a través de los movimientos de las bailarinas.
Otro hecho histórico recreado y de vital importancia histórica ha sido la conquista de Ontinyent por parte del rey Jaime I en 1244 y que cristalizó en 1257 con el nacimiento de Ontinyent como villa real. Así, el nombre evolucionó con cada siglo: Ontinient… Hontinient… Onteniente… hasta que en 1982 se estableció de manera oficial el nombre de Ontinyent.
Un espectacular ballet de Iván Gómez representaba el retorno de la corona, a través de la leyenda de San Jorge. El espectáculo escenificaba la lucha del pueblo por recuperar la corona. 
La escolta, formada por la escuadra Gamba Salá, y en la que hacía de cabo el primer tro, Víctor Cucart, daba paso al embajador cristiano, Enrique Montesinos y al embajador, Ximo Revert.