ACTUALIZACIÓN
Desde que a las 17:00 ha abierto la capilla ardiente de Luis Espí, han sido muchas las personas que se han acercado a darle su último adiós. A las 18:00 h, con la presencia de los sacerdotes de las parroquias de Ontinyent, se ha rezado un responso por el eterno descanso de su alma. Por la Casa de Cultura, donde está instalada la capilla ardiente, están pasando constantemente personas, tanto a título personal como en representación de las muchas entidades con las que colaboró, que han querido así mostrar sus respetos al que fuera párroco de San Rafael.
A la capilla ardiente han asistido también una amplia representación del consistorio, con el alcalde, Jorge Rodríguez, a la cabeza, pero también concejales y alcaldes que tuvieron responsabilidades políticas a lo largo de los más de 40 años en los que Luis Espí fue párroco de San Rafael.

Banderas a media asta
El Ayuntamiento de Ontinyent ha decretado dos días de duelo oficial y que las banderas ondeen a media asta por la muerte de Luis Espí, hijo adoptivo de la ciudad y párroco de San Rafael durante cuatro décadas. La capilla ardiente será instalada este miércoles en la Casa de Cultura, de 17:00 a 22:00 horas y de 8:00 a 14:00 horas el jueves. El funeral será el jueves a las 17:00 en Agullent, presidido por el cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia.
El alcalde de la ciudad, Jorge Rodríguez, definía a Espí como "un luchador incansable" y "uno de los grandes ontinyetins en la historia del pueblo".
El primer edil destacaba la lucha de Espí "por la paz, contra la injusticia, por la fraternidad y contra el odio", siempre "desde la coherencia de su postura evangélica" y "defendiendo los derechos humanos". 

Dos días de luto en Agullent
El Ayuntamiento de Agullent ha decretado dos días de luto oficial por la muerte de Luis Espí. Hoy miércoles y mañana jueves las banderas de los edificios municipales ondean a media asta como muestra de respecto, duelo y reconocimiento hacia el sacerdote agullentí.
Desde el consistorio destacan que Espí "ha sido un sacerdote muy querido en su localidad, donde se dedicó en cuerpo y alma a su gente fiel y al apostolado social". El alcalde de Agullent, Pau Muñoz, explicaba que "nos deja como herencia su actitud ante la vida, de humanidad y de fraternidad. Siempre estará entre nosotros y servirá de fuentes de inspiración en la labor de mejorar la vida del vecindario de Agullent".