
Los pasados 19 y 20 de diciembre, el Teatro Echegaray de Ontinyent vivió dos noches extraordinarias que pusieron punto final a la temporada 2025 de la Orquesta Sinfónica Caixa Ontinyent con la interpretación de la Sinfonía nº 9 en Re menor, Op. 125, de Ludwig van Beethoven: una de las obras más emblemáticas y universalmente celebradas de la historia de la música.
Este doble concierto extraordinario reunió a más de 170 artistas sobre el escenario, entre músicos, coros y solistas internacionales, en una ejecución que, por su magnitud e intensidad, hizo vivir al público una experiencia colectiva de fuerza, elevación y celebración; una característica que, a nivel mundial, también marca las grandes interpretaciones de esta sinfonía monumental, considerada un himno sonoro a la fraternidad humana y una de las cumbres del arte sinfónico.
“Interpretar la Novena es un reto artístico mayúsculo, pero también un acto simbólico muy poderoso. Cerrar así la temporada, con tanta gente implicada y tanta emoción compartida, es el mejor regalo para una orquesta que vive de la pasión, la formación y el apoyo de un público y de unas instituciones que hacen posible este sueño”, destacaba Lluís Muñoz, codirector de AD LIBITUM.
Una obra icónica que cautivó a la audiencia
La Novena de Beethoven sonó como una obra capaz de trascender el mero concierto: desde el inicio dramático del primer movimiento hasta el carácter vibrante y rítmico del Scherzo, pasando por la elevada belleza del Adagio, hasta llegar al clamor universal de la Oda a la Alegría. Esta pieza ha sido descrita como “una celebración musical de la raza humana”, y así fue percibida por el público de Ontinyent, que recibió cada movimiento con un silencio respetuoso y ovaciones entusiastas al final de cada una de las noches.
La combinación de orquesta, solistas y coros exigió un alto grado de cohesión y sensibilidad musical, y esta demanda fue satisfecha con una interpretación equilibrada, expresiva y cargada de intensidad emocional, tal como sucede en las grandes citas sinfónicas internacionales de la Novena.
Solistas y coros que elevaron el concierto
Los solistas protagonizaron momentos de gran lirismo y presencia escénica a lo largo de la velada. La soprano Marga Cloquell, con una voz radiante y potente, dominó con elegancia las líneas más exigentes de la partitura; mientras que la mezzosoprano Joana Thomé aportó calidez y una expresividad profunda. El tenor Emmanuelle Faraldo ofreció una interpretación incisiva y clara, y el barítono-bajo Pedro Quiralte destacó por la solidez tímbrica y la firmeza escénica. A su lado, los coros Discantus Cocentaina y Orfeó d’Albaida, bajo la dirección de Robert Sellés, realizaron un trabajo excepcional en el movimiento coral final, modulando con precisión y potencia la grandeza del texto de la Oda a la Alegría.
Xavier Gagnepain: liderazgo y emotividad
Al frente de la orquesta, Xavier Gagnepain condujo la sinfonía con firmeza y visión, combinando rigor técnico con un sentido narrativo que permitió resaltar la profundidad emocional de cada movimiento. La lectura de Gagnepain subrayó la dimensión humana y universal de la obra, tal como han destacado críticas internacionales en relevantes interpretaciones de la Novena.
“Jamás hubiera podido imaginar que tantas energías juntas pudieran alcanzar este resultado. Realmente, las dos noches de ayer y de hoy se quedarán para siempre en mi memoria como algo precioso que nunca olvidaré", explicaba Xavier Gagnepain.
Reacción del público y cierre de una temporada memorable
“Ha sido espectacular. Yo creo que no se había visto nunca algo así en Ontinyent. Y esto demuestra que la apuesta que ha hecho el Ayuntamiento de Ontinyent, junto con Caixa Ontinyent y AD LIBITUM, por tener una orquesta en la ciudad, está funcionando. Por eso creo que en la próxima temporada reforzaremos el presupuesto e intentaremos hacer aún más cosas", declaraba al término del concierto José Pla Barber, presidente de Caixa Ontinyent.
“Cumplimos con aquel triple objetivo que teníamos desde el Ayuntamiento cuando nos implicamos en este proyecto: por un lado, traer cultura de primer nivel a Ontinyent, una cultura que difícilmente veríamos si no fuera de la mano de esta orquesta y del trabajo de AD LIBITUM; por otro, apostar por una orquesta formativa que permita que la gente continúe formándose; y, finalmente, poder disfrutar de conciertos como el de esta Novena de Beethoven. Un auténtico lujo”, concluía Jorge Rodríguez Gramage, alcalde de Ontinyent.