Una de las noticias que ha recorrido el mundo estos días ha sido el fuerte huracán, denominado Irma, que ha causado desolación en islas del Atlántico como San Martín y también muchos daños en Florida. Precisamente, en Miami viven el ontinyentí Toni Esteve, junto a su familia. Desde que hace un año se mudaran desde Nueva York hasta Miami, es el segundo huracán que han vivido, aunque el primero de ellos ya llegó muy debilitado y las consecuencias no fueron nada comparables a las de Irma, explica este ontinyentí.
Toni y su familia, al igual que todos los vecinos de su zona, Cayo Vizcaíno (Key Biscayne), fueron evacuados el viernes, por lo que se marcharon a un hotel fuera de la isla de Key Biscayne, en una zona segura donde estuvieran lejos del peligro de Irma. Antes de marcharse, sellaron con cinta las ventanas y puertas de su vivienda, a la que se habían mudado hacía escasos días y también colocaron sacos de arena. El sábado por la noche y la madrugada del domingo llegó la parte más intensa del huracán. Como consecuencia de la tormenta, el agua cubrió toda la de isla de Cayo Vizcaíno y la avenida principal se convirtió en un río. Incluso había calles en las que la altura llegó a los dos metros, explica Toni Esteve, quien permaneció hasta el martes en un hotel con su familia. Ese día, una vez las autoridades comprobaron que los puentes para acceder a la isla eran seguros, pudieron acercarse a su casa. Para su alegría, comprobaron que todas las medidas de protección que habían instalado antes de su marcha fueron efectivas y los daños fueron mínimos, en comparación a algunas casas cercanas, que llegaron a tener dos metros de agua.
Por su parte, su sobrino, Raúl Tomás Martínez, de 22 años, se libró por los pelos de vivir en primera persona el huracán, ya que justo dos días antes tenía previsto un vuelo que le llevó de nuevo a España.
Raúl tuvo la suerte de conocer la isla de Cayo Vizcaíno de cerca, y fotografiarse en los hermosos paisajes que allí había antes del desastre. Ahora, la zona ha sido declarada catastrófica. El joven había ido a visitar a sus tíos a la isla, donde ha pasado el verano.
Raúl relata que antes de irse ya habían anunciado en los medios de comunicación que el huracán Irma iba a pasar por Miami. Los vecinos se alarmaron, y el ontinyentí cuenta que en los supermercados se agotó sobre todo el agua embotellada. Lo importante eran las provisiones de alimentos y agua.
Una vez en España, lo primero que hizo Raúl fue llamar a sus tíos para comprobar que habían salido ilesos del paso del huracán por Miami, y respiró tranquilo cuando supo que así había sido.