La comisión de Patrimonio dio luz verde en su reunión del pasado jueves al proyecto ejecutivo de restauración del Pont Vell. En un principio, la rehabilitación del puente se iba a ejecutar en distintas fases. De hecho, la primera, la fase 1, que incluía el saneado del embarque sur y las salidas de los desagües del sistema de molinos medievales, ya se ha ejecutado.
Ahora bien, tras la DANA de septiembre de 2019, se decidió unir las siguientes fases y abordarlas de manera que se pueda intervenir lo antes posible, ante los daños detectados.
El proyecto de restauración ha sido redactado por técnicos de la Universidad Politécnica de Valencia, concretamente, del Instituto de Restauración del Patrimonio (IRP) y del Grupo de Investigación sobre el paisaje y arquitectura rural (PAISAR).
El Pont Vell, a lo largo de sus más de cinco siglos de vida (fue construido entre 1500 y 1501) ha soportado riadas como las de 1597, 1689, 1884, 1982 y la más reciente de 2019.
El estado del puente hace que la intervención necesaria se extienda a los dos lados, desde la el basamento de la torre del Pont y del muro que da inicio al Camí dels Carros, hasta las zonas del embarque norte.
Para poder preparar de la manera más exacta el trabajo de rehabilitación, se ha empleado un escáner 3D en todo el puente, lo que ha sido muy efectivo para comprobar las deformaciones que ha sufrido con el paso del tiempo, explican los técnicos.
El estudio refleja una serie de daños en el puente, consecuencia de las riadas, el uso y los efectos de adecuación de las antiguas fábricas. Concretamente, la parte más castigada es la de aguas arriba, lo que ha afectado al tajamar central y al arco meridional, que tiene sillares fisurados, rotos y faltantes. La fachada menos atacada por el agua también presenta desperfectos importantes en su basa central, especialmente, por la oxidación.
Además, el informe también evidencia daños en los arcos, donde se han detectado desajustes en los sillares, reparaciones con materiales inadecuados, fragmentación y pérdida de elementos y también colonización vegetal.
Las bóvedas también se han visto afectadas, en particular el vano sur, que presenta grandes grietas que coinciden con la clave superior de la bóveda, de ahí que hace un año que se decidiera cerrar al tráfico el puente para no agravar más su estado.
Según explican fuentes municipales, tras el informe favorable de la comisión de Patrimonio, celebrada ayer jueves, tan sólo queda el visto bueno de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para poder iniciar la licitación de la obra. En la reunión también se acordó que el proyecto de restauración tendrá en cuenta los posibles restos que se puedan encontrar.
El proyecto, que tendrá un coste de 720.000 euros, se espera que pueda empezar a partir de la segunda mitad del año 2021, puesto que la confirmación por parte de la CHJ y el posterior proceso de licitación de la obra requerirán varios meses.