Rosario, más vivaz y atrevida, y Carmen Llin Belda, más tranquila y serena, son dos hermanas que, si no tienen el récord de ser las hermanas más longevas de Ontinyent, muy cerca están de batirlo. Entre las dos suman 203 años, ya que hoy Rosario cumple el centenario.
Carmen es la mayor de las dos, y el pasado sábado 9 de julio, celebró junto a su familia los 103 años. Aunque tiene problemas para caminar y algún que otro achaque físico propio de la edad, su mente permanece clara. Nacida en 1919, recuerda haber vivido una infancia que no fue fácil, con el fallecimiento temprano de sus dos hermanas mayores, Elisa y María, una por enfermedad y otra en el parto, con tan sólo 23 y 21 años. "Mi madre perdió a dos hijas, sin tener hijos que perder en la Guerra", señala Carmen.
Rosario y Carmen se criaron en el seno de una familia humilde, dedicada a la agricultura. Carmen se dedicó a bordar y después fue ama de casa. Se casó a los 27 años y tuvo dos hijas, Carmen e Inma.
Por su parte, Rosario fue enfermera, profesión a la que se dedicó toda su vida y de la que no se habría jubilado, tal y como asegura. Su vocación surgió tras haber trabajado, junto a su hermana Carmen, en el Hospital Militar de Ontinyent ('Hospital de sangre', como relata Carmen) durante la Guerra Civil, ubicado en el colegio La Concepción. Carmen estaba en la sala 2 haciendo las tareas de auxiliar y Rosario estuvo en quirófano. Ambas vieron a muchos heridos de guerra, cosas "muy feas" que no se las desean a nadie.
Tras este servicio, Carmen volvió a su vida familiar, pero Rosario decidió estudiar en Valencia y trabajó como enfermera jefa del ambulatorio ubicado en José Simó Marín, en el actual centro de especialidades, a la vez que pasaba visita en el área de Maternidad del Hospital de Ontinyent. No se casó ni tuvo hijos. En su lugar, viajó a muchos lugares del mundo, entre ellos Japón, EEUU o Argentina; fue la primera mujer de Ontinyent en conducir un coche, fumaba... "Fue una mujer adelantada a su época", aseguran sus familiares.
Respecto a lo que ha cambiado la vida respecto a ahora, consideran que la diferencia es grande. "La vida era diferente, había escasez, no era como antes", y consideran que "ahora se vive mejor".
Cuando se les pregunta a ambas por si están contentas de haber llegado tan lejos juntas en lo que la edad se refiere, aseguran estar "más que contentas". Han pasado muchas vivencias y se quieren, a pesar de ser tan diferentes. De pequeñas hacían alguna trastada que otra.
Recuerdan una en la que su madre había preparado dulces, magdalenas y 'rollets de ou', para el santo de su padre, Ramón Llin. Sólo con olerlo, a Carmen y Rosario ya se les hacía la boca agua. Así, idearon un plan en el que, mientras la primera se agachaba, la segunda subía a su espalda para poder alcanzar los dulces. Sin embargo, al decir Rosario que ya había terminado de coger los dulces, Carmen se levantó demasiado pronto y se fueron las dos al traste, con la consecuente reprimenda de sus padres al pillarlas con las manos en la masa.
El próximo 17 de julio estarán de celebración con motivo del 100 aniversario de Rosario, aunque ella prefiere no decir la edad. Esperan poder celebrar el aniversario como cuando eran pequeñas, en compañía de su familia, y seguir sumando años juntas "hasta que Dios quiera".