La plaza Mayo de Ontinyent ha acogido uno de los actos previos a las Fiestas más esperados: la presentación de cargos y el pregón. Tras una primera parte en la que se ha proyectado un audiovisual sobre el castillo para explicar la evolución de este elemento desde el inicio de los Moros y Cristianos, la segunda parte del acto ha sido la presentación de los cargos de las Fiestas de 2022, que han subido al escenario y han recibido el diploma acreditativo.
La parte central ha sido el pregón, a cargo de Susana Sanz Caballero, catedrática de Derecho Internacional por la Universidad Cardenal Herrera-CEU. La pregonera ha centrado su pregón, que desde el primer momento ha captado la atención del público, en la figura de su abuelo, Joaquín Sanz, a quien el mestre Ferrero dedicó la célebre marcha mora “Chimo”. 
Susana Sanz recordaba cómo allá por 1922 su abuelo Chimo ayudaba a su padre en la fábrica familiar en Alcoy, pero un incidente en un nuevo puente afectó a la fábrica, por lo que decidieron trasladar su empresa y su vida a Ontinyent, circunstancia en la que también tuvieron importancia el balneario y el apogeo industrial de la ciudad, “una decisión, la de trasladarse a Ontinyent, que fue un acierto”, resaltaba.
La pregonera se emocionaba al recordar la figura de su abuelo, quien 52 años después de su muerte, “sigue vivo, siempre me acompaña”, y en este hecho, jugó un papel importante “el regalo de la comparsa Kábilas” y la magia creativa del Mestre Ferrero, exponía. 
Susana Sanz reconocía que para ella, al igual que para sus hermanas y primos, que por la calle la reconozcan como “chimeta” es un motivo de orgullo que le llena de pertenencia, a la ciudad y por su puesto, también a las Fiestas de Moros y Cristianos.
La pregonera ponía a su abuelo como ejemplo de que la fiesta “cura”, puesto que él, a pesar de los problemas de salud de sus últimos años, “siempre mejoraba en cuando llegaba la semana de Fiestas”.
Susana Sanz también tenía una dedicatoria especial a los cargos de las Fiestas de 2022, que han tenido que esperar dos años para poder ver cumplido su sueño. Tampoco se olvidaba la pregonera de las personas que han faltado durante este tiempo.
Aunque está acostumbrada a impartir conferencias y clases, y por tanto, a hablar en público, Susana Sanz reconocía que pronunciar el pregón era algo muy diferente, que le hacía sentir “muy honrada”.