La Conselleria de Sanitat ha fallado a la ciudadanía de Ontinyent y de la comarca de La Vall d’Albaida. El anuncio de la supresión del servicio de diálisis es inaceptable, una auténtica irresponsabilidad, falta de sensibilidad, de previsión y de sentido común.
Desde la semana pasada, los pacientes de diálisis y sus familias están sumidos en la intranquilidad y el nerviosismo porque son ellos los que van a sufrir las consecuencias de una mala gestión. Y hablamos de mala gestión porque la supresión del servicio no ha pillado desprevenida a la Conselleria. Es el resultado de no haber sacado a concurso durante 5 años este servicio y haberse limitado a prorrogar un contrato que finalizó en 2015. Sanitat lo sabía y lo ha obviado año tras año.
Los problemas de gestión que ha demostrado la Conselleria con las empresas no deberían afectar a las personas. Es muy grave y, además, rotundamente falso que la ciudadanía de Ontinyent salga ganando. No valen los eufemismos en esta cuestión: se están recortando servicios y, por tanto, la calidad de vida de estas personas empeorará. Los políticos y, más si cabe, los representantes de la Sanidad Pública tienen la obligación de ofrecer un servicio próximo y de calidad a las personas usuarias del servicio de diálisis y no complicarles más su vida. La respuesta y la solución deberían ser inmediatas, y la importancia de estas cuestiones no es negociable.
Por eso, la cortina de humo lanzada sobre la inclusión del servicio de diálisis en el Nuevo Hospital es una falta de respeto hacia las personas enfermas. Se está tratando de ocultar el recorte de un servicio, que obligará a nuestros vecinos y vecinas a trasladarse hasta Xàtiva en una ambulancia comunitaria durante un mínimo de tres veces por semana para tener un tratamiento que necesitan para vivir. Es más grave aún porque se ha declinado el ofrecimiento del alcalde de disponer de todos los espacios municipales para mantener el servicio de diálisis en la ciudad. No nos vale que nos digan que el servicio volverá a Ontinyent cuando finalicen las obras del nuevo hospital, previstas para dentro de dos años. ¿Qué hacen los pacientes durante estos dos años? Estas personas trabajan y tienen una rutina diaria, que no tienen derecho a romper porque no se haya gestionado correctamente un contrato con una empresa.
Su error y falta de previsión no puede significar obligar a personas enfermas a realizar centenares de kilómetros todas las semanas en un contexto, no podemos olvidar, de pandemia y donde este grupo de población es considerado de riesgo. Esta situación es una señal de una sanidad enferma, que olvida que la política está para ofrecer soluciones a su ciudadanía y no para generar problemas. Los pacientes no son números, son personas y se merecen un trato digno. No se puede abandonar de esta manera a las personas con una enfermedad porque la Conselleria lo único que está demostrando es su falta de humanidad, especialmente en un momento tan duro y complicado como el que estamos viviendo.
La sociedad de Ontinyent no va a dejar de luchar por mantener este servicio y, en este camino, la Vall ens Uneix les acompañará. No podemos mirar hacia otro lado. No podemos ignorar que una parte de nuestros vecinos y vecinas verá mermada su calidad de vida. Es inexplicable cómo esta decisión cuenta con el silencio cómplice de Compromís y PSOE. Sobre estos dos partidos pesará toda la vida haber dejado sin asistencia a los pacientes de Ontinyent después de más de 20 años. ¿Dónde ha quedado ahora el clamor del portavoz de la formación nacionalista contra la supresión del servicio? Ah, claro…guarda silencio porque la Secretaria Autonómica que ha cerrado el servicio es de su partido. Este es su “Compromís per Ontinyent” y por su gente. Su silencio y los recortes, lamentablemente, empiezan a recordarnos a una época en la que gobernaban otros partidos y donde la crítica por parte de los partidos que ahora callan porque gobiernan la Conselleria era feroz.