En la página anterior de esta mismo LOCLAR Ibn Raïm  plantea al Hermano Lobo una pertinente pregunta sobre el número de páginas que hubiese necesitado el magistrado Manuel Marchena si hubiese considerado conveniente incluir en su libro La justicia amenazada el peculiar caso de los juzgados de Ontinyent, que se ha convertido en  lectura conveniente y recomendable para todos los que estén interesados en conocer de la mano de quien ha sido presidente de la sala de lo Penal del Tribunal Supremo, el catálogo de problemas, conflictos, dificultades --amenazas en definitiva--  a las que tiene que hacer la justicia y los justiciables en nuestra España actual. 
Un libro que lejos del lenguaje abstruso e inextricable de muchas dictámenes y sentencias que nos endilgan algunas señorías a las que el Aranzadi les parece un catón, nos ofrece, con meridiana y amena claridad expositiva, un detallado repaso a los asuntos que a diario vemos publicados y comentados en los medios de comunicación. El acceso a la judicatura; la figura de la acción popular; el papel del fiscal general del Estado; la violencia contra la mujer; los llamados juicios paralelos en los medios de comunicación; la prisión permanente revisable, son asuntos sobre los que reflexiona el magistrado grancanario que después de haber culminado una brillante carrera como jurista, en la que se desempeñó como abogado, fiscal y magistrado del Tribunal Supremo, mereció reconocimiento por su profundo conocimiento de las leyes y el temple con que las aplicó, tal como quedó demostrado con la pericia y habilidad con que dirigió las sesiones en que se juzgó las actuaciones de quienes promovieron el golpe separatista en Cataluña en octubre del año 2017. 
Quienes me hagan caso, lo compren y lo lean, me agradecerán el consejo, pero infinitamente más de agradecer es el acierto de quien tuvo a bien escribirlo.