Si nos decidiésemos escribir sobre la mentira, que es según la RAEexpresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente”, se podría recurrir a aquella cita que la cita y que nos dice: “Hay tres clases de mentiras: mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”. Frase a la que se debería añadir una cuarta modalidad de embuste, la que lleva la firma o la voz de Pedro Sánchez cuando dice o hace lo contrario de lo prometido y tanto él como los suyos niegan alegando que no son falsedades sino meros cambios de opinión
Sobre la autoría de la frase se ha señalado al escritor Mark Twain. Otros la atribuyeron a Benjamín Disraelí, primer ministro del Reino Unido. Y no han faltado quienes se la han adjudicado al político británico sir Charles Dilke. No vamos perder un párrafo discutiendo sobre esa paternidad. Sea acertado o no su contenido, estemos de acuerdo o no con lo que se dice, convendrá tener en cuenta la opinión de quien estando leyendo la noticia, de que nuestro Ontinyent es la ciudad con menor tasa de criminalidad de toda la provincia de Valencia, suelte un exabrupto maldiciendo su desgracia porque la estadística estaba en su contra. 

EL MEDIO POLLO Y EL POLLO ENTERO
Y tanto que lo estaba. Como que el día anterior, a la vuelta de una escapada pascuera, se había encontrado reventada la puerta de entrada a su vivienda, toda ella revuelta, y sin rastro de los autores… ni de las cuatro cosas de valor que allí tenía guardadas. Ese es el pero de la estadística, que según repite el tópico puede adjudicarte que tú te hayas zampado medio pollo cuando la realidad es que ha sido tu vecino el que se lo ha comido entero y tú te has tenido que conformar con un plato de fideos de sobre. 
Ahora, si estás de ánimo, repasa porcentajes y estadísticas y como en el caso de las lentejas, si las quieres las tomas y si no, las dejas. Porque a ti te han robado, pero como nadie más de tú escalera ha sufrido un asalto, el porcentaje de la criminalidad baja. Eso es lo que viene a decir el Ministerio del Interior presidido por el que fuera juez, buen juez, Fernando Grande Marlasca, convertido en ministro, pésimo ministro, Marlaska con ka. 

LAS EVIDENCIAS MANDAN
La sensación de inseguridad del paisanaje ontinyentí no crece o disminuye por lo que se diga en los medios de comunicación, aunque puedan contribuir como reflejo de la sociedad,  sino por las evidencias. De que han entrado en esta vivienda, aquella y la de más allá en el casco urbano. O de que han sido asaltados chalés de Helios o El Pilar un mismo fin de semana. El Ministerio de Interior puede hallar el promedio y felicitarse por la disminución de delitos. Las autoridades locales participar también  de la satisfacción ministerial de que se está ganando la batalla a la delincuencia, aduciendo que la incorporación de medios humanos y técnicos, como son los drones, han sido decisivos en la prevención del delito y el que por segundo año consecutivo sea Ontinyent la ciudad con menor tasa de criminalidad de toda la provincia, 30 delitos por cada mil habitantes, por delante de ciudades como Paterna y Puçol que tienen los menores registros de delitos. 
El problema de toda estadística es que puede ser muy seria y estar realizada con aportación de datos cierto y de lo más fehacientes, pero si en esas te enteras que el Ontinyent 1931 C.F. se ha visto obligado a presentar denuncia por el asalto sufrido en sus locales del Clariano se te caen los palos de la estadística. Bien por ser unos palos con escasa capacidad de sustentación o porque los chorizos del Clariano son unos estúpidos de tomo y lomo, verdaderos ignorantes de cómo de escuálida está la caja del club. Qué idiota hay que ser para ir a robarle al Ontinyent. Pero, si por no tener, no tenemos todavía a estas alturas del campeonato ni siquiera los puntos suficientes para mantener la categoría.