No veo posible qué podrá lograr para Ontinyent desde su nueva responsabilidad como secretaria de organización. Sobre todo porque si desde la Generalitat su mayor logro para Ontinyent fue traer mascarillas chinas contra la industria local, boicotear el clúster téxtil sanitario, menospreciar y vetar al alcalde de Ontinyent en cuantas instancias pudo... ¿qué podemos esperar ahora desde un cargo orgánico, sin firma en el BOE?
Tertulia sabatina en el Círculo. El nombre de Rebeca Torró acapara los comentarios, tanto como lo habían hecho las portadas de los diarios de ese día, en el que Pedro Sánchez iba a anunciar en el Comité Federal de su partido los cambios que había decidido para suplir a Santos Cerdán, que de secretario de Organización se había convertido en apestado tras ser repudiado como si de un leproso se tratase. Las expectativas levantadas desde el momento en que se filtró el nombre de la elegida se verían ratificadas en los destacados titulares de prensa. En la conversación se cruzan valoraciones, más contrapuestas que coincidentes, sobre la importancia del cargo decidido ex electu imperatoris. O sea, por la soberana decisión del césar Sánchez.
ERRORES DE PEDRO SÁNCHEZ
El rebequismo de una paisana lo pone de manifiesto en un whatsapp que me había enviado por la mañana, en el que calificaba el nombramiento de Rebeca Torró “como el más importante nunca alcanzado por un ontinyentí”. Ontinyentina en este caso. Discrepo. Más importante era su anterior cargo, la Secretaría de Estado de Industria, que se ha visto obligada a abandonar por aceptar meterse en el avispero de la calle Ferraz. Dato revelador del lío en el que está el PSOE es que uno de los tres adjuntos que Pedro Sánchez le coloca a Rebeca Torró es Paco Salazar, denunciado por varias compañeras por acoso sexual, abuso de poder y comportamientos inadecuados. Así se refleja en un digital, eldiario.es, cuya línea editorial no admite titubeos. Es de izquierdas e incluso más escorado hacia ese lado. Ya es mala suerte de que, a las pocas horas de lanzar Sánchez una proclama feminista, un muy director colaborar suyo desde hace más de una década, sea denunciado por rijoso, hostigador y acosador. Tanto que el tal Salazar no sólo no será adjunto, sino que se le fuerza a dimitir de sus responsabilidades en La Moncloa. Otra prueba añadida de que el capitán Sánchez debe elegir a esos colaboradores con el ojo tapado por un parche, de lo contrario no se entiende que la haya pifiado por triplicado con Ábalos, Cerdán y ahora Salazar.
BENEFICIOS PARA ONTINYENT
Seguimos tertuliando y cruzamos opiniones sobre qué se puede esperar de Rebeca Torró que sea beneficioso para la ciudad que le vio nacer. Me vino a la memoria una frase de Antonio J. Lacueva que con la mejor de las intenciones escribió a mediados de los setenta en la edición de Ontinyent del periódico Ciudad, que nuestra ciudad necesitaba un padrino. Hubo quienes le criticaron porque la imagen del protagonista de la novela de Mario Puzo no era la mejor ni la más recomendable. A Lacueva le movió su deseo, que tenía más que demostrado de palabra y obra, de conseguir lo mejor para Ontinyent. ¿Puede ser Rebeca Torró esa madrina- conseguidora que desde su nueva responsabilidad se preocupe por atender las urgencias y necesidades de la ciudad en que nació? No veo posible qué podrá lograr para Ontinyent desde su nueva responsabilidad como secretaria de organización. Sobre todo porque si desde la Generalitat su mayor logro para Ontinyent fue traer mascarillas chinas contra la industria local, boicotear el clúster téxtil sanitario, menospreciar y vetar al alcalde de Ontinyent en cuantas instancias pudo y poner trabas a la CV 60 y al nuevo hospital, entre otras lindezas, ¿qué podemos esperar ahora desde un cargo orgánico, sin firma en el BOE?
¿QUÉ PODEMOS ANOTAR EN SU HABER?
Si en los veinte meses en que Rebeca Torró ha sido secretaria de Estado de Industria (fue nombrada 6 de diciembre de 2023) no han tenido reflejo en inversiones, ayudas, subvenciones que hayan beneficiado a su ciudad –siendo tantas las necesidades de nuestras empresas, que sí estaban dentro de su competencia y presupuestos– menos hay que esperar que ahora, que ocupa un puesto orgánico de un partido, el Socialista/Sanchistas, que sigue estando en el poder a costa de hacer ceder a todas las exigencias de Junts.
Las prioridades de Sánchez son las mantenerse en el podercueste lo que cueste esa continuidad. Todo lo demás le resbala. Difícilmente podrá Rebeca echar una mano a sus paisanos como madrina, conseguidora o avalista.
Mi sospecha la leo confirmada en el comentario que firma Javier Alfonso, director del digital Valencia Plaza: “Y me pregunto qué podemos esperar los valencianos del encumbramiento de nuestra paisana de Ontinyent. La respuesta fácil que me sale es que nada, como siempre que un valenciano ha tocado poder en la capital de España. Esa es la paradoja del poder valenciano. Necesitamos que Torró no ejerza la valencianía al uso en Madrid, sino que se comporte como una vasca o una gallega, no digo ya una catalana; que siga el ejemplo de Cristina Garmendia, de José Blanco, de Ernest Urtasun, y no el de Diana Morant. El prototípico político valenciano en Madrid, sea del partido que sea, es aquel que disimula como nadie sus orígenes, que marcha lleno de promesas de un mundo mejor para su tierra, pero que al pasar el pantano de Alarcón sufre una amnesia de la que solo se libra su lealtad, a prueba de bombas, al partido”.
El tiempo, pero sobre todo el BOE, serán reflejo del poder real de Rebeca Torró y su vocación, que debe suponerse la tiene, de reivindicarse ante sus paisanos.