El último párrafo con el que el arriba firmante ponía fin al Carrer Major de la pasada semana, dedicado a felicitar muy sinceramente a todos cuantos han hecho posible la ansiada declaración de nuestras Fiestas, era una crítica directa a la pretensión del PSPV-PSOE de Ontinyent de arrogarse la paternidad o maternidad del reconocimiento, lo que me pareció tan patético como ridículo. Me faltó añadir estúpido, que lo hago ahora.

Una lectora, crítica  de todo cuanto se publica dentro y fuera de nuestra ciudad, incluidas estas líneas, no dejó pasar la ocasión y me envió un mensaje que, en aras a la libertad de expresión, no tengo inconveniente alguno en reproducir: “Bon dia. Tu tens atravesada a Rebeca. El seu cap es el ministre de turisme i jo no puc deixar de veure la mà de Rebeca en lo de les festes internacionals. Sense ella casi segur de ara no estaria Ontinyent celebrant el nomenament de les seues festes internacionals. Podries alguna vegada reconèixer el que fa per el seu poble i per els valencians”.

Mi pronta respuesta fue esta: “Fer com fan no és pecat”. Y en su dúplica me decía: “Qué ha fet ella? Permaneixer Fidel al seu partit i no voler aventurar-se en la marxa i creació d'un nou partit? Ara es censura la fidelitat? Recorda que qui va marxar va ser Jorge. Ella està en el mateix lloc”. Y añadía en otro whattsap, recibido a los pocos minutos. “Sense Rebeca no hagués sigut anomenades les festes d'interès internacional. Tots ho saben i ho callen. Per a ella era una prioritat i ocasió que ha sabut aprofitar degut al seu bon fer, intel·ligència i estima per el seu poble”.

DEFENESTRACIÓN DE JORGE. A estas alturas del siglo, pocos serán los ontinyentins que no conozcan las vicisitudes, torpezas y maquinaciones que desde el  ahora caído en desgracia, José Luis Ábalos, y terminando por Ximo Puig, propiciaron la detención peliculera de Jorge Rodríguez junto a varios miembros de su equipo; sus noches en un maloliente calabozo; su procesamiento y  calvario judicial y, finalmente, su absolución. En medio de esa trifulca jurídico-política, la negativa de Ximo Puig a que Jorge fuese candidato –que lo podía ser según los estatutos del Partido Socialista, que sólo lo prohibía a quienes estaban en vísperas de sentarse en el banquillo --  se le vetó por activa y pasiva. Si eso no es echarlo a empujones dime, querida y crítica lectora, qué más le hacía falta para darse el piro. Jorge se fue. Creó un partido, Ens Uneix, y los resultados conseguidos fueron, y siguen siendo, de lo más favorables para los intereses de Ontinyent y comarca. 
La negociación socialista, para alcanzar la presidencia de la Diputación de Valencia el pasado año, estuvo a la altura de la miope torpeza de cuanto había acontecido con la “defenestración” de Jorge. Algo así como le ha hecho el canalla del usurpador Nicolás Maduro al verdadero ganador de las elecciones venezolanas, Edmundo González Urrutia. Nadie que no sea un redomado podemita, justifica lo ocurrido en aquel atormentado país, con un Rodríguez Zapatero haciendo la mar de bien su papel de mamporrero espléndidamente remunerado.

EL PAPEL DE REBECA. Mi contumaz crítica, rebequista confesa, como fácilmente se deduce por sus cariñosas palabras para con ella, no duda en adjudicarle un papel determinante en la declaración de Fiestas de Interés Turístico Internacional. Sólo faltaría eso, que siendo Secretaria de Estado de Industria, perteneciente al mismo Ministerio del que dependen Turismo, no se hubiese interesado por agilizar un trámite que llevaba diez años pendiente con documentación, pruebas, protocolos, instancias y demás papeleo esperando una declaración más que merecida y sobradamente justificada. Pues eso, sólo faltaría que no se hubiese implicado hasta las cachas.
Si se quiere adjudicarle un  papel determinante, ¿por qué no convocó ella misma desde su Secretaría de Estado, o desde el PSPV-PSOE, a todos los medios de comunicación, no sólo a todos los locales, (que ya son unos cuantos y todos por igual merecedores de un respeto que no se ha tenido con ellos), sino también a los provinciales y autonómicos, como À Punt, Levante, Las Provincias, Valencia-Plaza, La 8 Mediterráneo, además de las emisoras de radio, televisión y agencias, para darles cuenta a todos de tan fausta noticia, merecedora de ser divulgada y compartida por todos los valencianos? ¿No lo hizo por modestia y se conformó con soplárselo a un medio local?

Bien podía y debía haber dado cuenta, antes que a nadie y dejando a un lado sus fobias personales, al alcalde de su ciudad, Jorge Rodríguez, dado que inició el Ayuntamiento que él preside, y del que ella formó parte, quien inició los trámites para alcanzar la condición de Fiestas de Interés Turístico Internacional. También a la Junta de la Sociedad de Festeros, que ha participado en una solicitud secundada  por todas las entidades sociales, culturales y musicales de nuestra ciudad, además de festeros y ciudadanos de toda condición.

Pretender adjudicar a su partido los méritos de la internacionalidad de nuestras Fiestas, como trataba de hacer la nota de los socialistas de Ontinyent, ha sido una majadería tan cantarina que acabó en estruendosa. Y desde el punto de vista del marketing político, que tanto y tan bien domina su amado líder, Pedro I el Sanchéz, una grotesca usurpación de un éxito que otros muchos habían trabajado para conseguirlo.