Todos los esfuerzos de la vicepresidenta Yolanda Díaz por convertirse en abanderada de los derechos de los trabajadores –la semana pasada, foto con los sindicatos para pavonearse del recorte del horario laboral; esta para anunciar el incremento del salario mínimo– han tropezado con el afán recaudatorio de la también es vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que le ha venido a decir: Tú incrementa el salario mínimo interprofesional hasta los 1.184 euros, que yo remataré la jugada y obligaré a quienes lo perciban a hacer declaración de la renta, lo que impidió que Yolanda se pudiese adornar con las plumas de pava real de quien tiene vocación de ser una rediviva Evita a la gallega.
OTRO ACUERDO SIN LOS EMPRESARIOS. Prestos oídos a los rifirrafes entre sus dos vicepresidentas y escuchas fuertes discrepancias entre el PSOE y Sumar que recuerdan una discusión de mercado y no el de valores. Este acuerdo salarial, como el de la pasada semana de reducción del horario laboral son de lo más incompletos. Porque pactar con los sindicatos de clase (UGT y CCOO), la reducción del horario pero sin los empresarios, es acuerdo que cojea. Como también lo es el del incremento del salario mínimo sin participación de quienes, a fin de cuentas, tendrán que apoquinar los cincuenta euros de la subida. Acuerdos que pueden ser pan y propaganda para hoy, pero hambre en forma de incremento del número de parados mañana. Parados que no figuran entre las preocupaciones de esos sindicatos, que bien podrían salir a la calle a manifestarse teniendo España el mayor porcentaje de desocupados de toda Europa. ¿Pero cómo van a protestar los dirigentes de UGT y CCOO si el gobierno de Sánchez les ha cuadriplicado sus subvenciones, que el pasado año ya alcanzaron los 49 millones de euros y este año la obtendrán por igual?
QUE PAGUEN LOS RICOS. El gobierno de Sánchez tenía hasta ahora a gala meter mano en las cuentas de empresarios y banqueros. Que paguen los ricos, decían todas las fuerzas integrantes e intrigantes que le permiten seguir en La Moncloa. La realidad es que quien viene pagando más en este país es la clase media, la más castigada. Que a los perceptores del salario mínimo interprofesional se le obligue a hacer declaración de la renta deja en pura filfa el cacareado incremento salarial, porque la mayor parte de ese incremento irá a parar a la Hacienda en manos de María Jesús Montero, y que le ha demostrado a la colega Yolanda que manda más que ella.
Los yolandistas de Sumar se han tomado la afrenta a su lideresa como lo que es, una puñalada trapera. La faena que les ha hecho María Jesús Montero es, en términos taurinos, una larga cambiada y, además, la Montero se ha puesto por montera el incremento del salario mínimo interprofesional.