Por las razones que sólo conoce el inquilino de La Moncloa, después de mucho preguntar al Gobierno de Pedro Sánchez y no obtener respuesta, se ha sabido que a finales del pasado años eran 443.078 los trabajadores fijos discontinuos que estaban inactivos, pero que no formaban parte de la lista de desempleados en España. De haberlos sumado, la cifra de desocupados habría superado ampliamente los tres millones.
 Un mal dato para todos y cada uno de los afectados, pero no menos perturbador y fastidioso para un gobierno que vive instalado en la propaganda y el autobombo, y  para el que cualquier noticia que no exalte las virtudes de su presidente, el doctor Pedro Sánchez, es mala cosa. Más de tres millones de parados, es un pésimo dato, un baldón en el excelso currículo de Pedro I El Grande.
¿Por qué tanto tiempo ocultando y, al mismo tiempo, manipulando y  maquillando esas cifras con tal de no ver incrementada la escandalosa desocupación y ahora se haya facilitado el dato? Sólo Pedro Sánchez lo sabe y  puede que alguno  de los 1.037 asesores de Presidencia.
Con la revelación del número de fijos discontinuos han quedado al descubierto las vergüenzas de la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a la que se le había requerido por tierra, mar y aire, esto es, por prensa, radio y televisión que facilitase esa información.  Sus vergüenzas no son sus partes íntimas, faltaría más,  ni el color de sus bragas si las usa o no,   sino  el número de parados, que en gran medida para su oprobio corresponde a mujeres y a jóvenes de ambos sexos.
La tarde del pasado martes la imagen del hemiciclo del Congreso de los Diputados mostraba la bancada azul del Gobierno Frankenstein ocupada únicamente por dos ministras de la podemía: Irene Montero y Ione Belarra. ¿Y los demás ministros, ministras y ministres hasta el total de veintitrés que están en nómina?
¿Qué ocupaciones tan perentorias, qué responsabilidades tan urgentes, qué asuntos inaplazables podrían justificar la ausencia de todas, todos, todes ellas, ellos, elles, incluidos el presidente del Gobierno y las tres vicepresidencias? Ninguna excusa ha sido aducida por lo que cabe una deducción de lo más lógica, que no querían saber nada de la toma en consideración de la propuesta de reforma de la Ley del Sí es Sí que como Gobierno aprobaron en su día… y que desde su entrada en vigor, día tras día se ha confirmado como una grandísima chapuza legislativa y social que habría más que justificado que la principal promotora del engendro abortivo se la hubiese despedido de su puesto de trabajo.
Pedro Sánchez y la práctica totalidad de sus ministros decidieron la tarde del martes apuntarse a la modalidad de fijos discontinuos. Otros miembros --¿alguien sabe qué hacen Alberto Garzón, Diana  Morant, Raquel Sánchez, Carolina Darias, Joan Subirats….? Son fijos en su permanente excedencia, haciendo novillos a diario y eso que abominan de los toros.
La vicepresidenta Yolanda Díaz, al menos, se presentó en el Congreso poco antes de que se votase la toma en consideración de la reforma.  No así Pedro Sánchez, que siguió en paradero desconocido y ni siquiera tuvo el detalle de votar telemáticamente. Quiso hacer ostentación de su ausencia. Y tanto como lo consiguió.
Si esa ausencia del poder fuese definitiva a partir del mes de diciembre, los españoles de bien aplaudiríamos a Papá Noél y Reyes Magos si es por su intercesión. De momento, la carta con esa expresa petición, habrá que depositarla el 28 de mayo en las urnas municipales y autonómicas.