Las vicepresidentas Natàlia Enguix y Reme Mazzolari y el diputado de Fondos Europeos, Juan Ramón Adsuara, han expuesto en Varsovia la gestión de la Diputació de València tras la dana en la 18ª Conferencia Nacional para Gobiernos Locales organizada por el Banco Nacional de Economía de Polonia (BGK). En un simposio que ha tenido como tema central la resiliencia frente a catástrofes y situaciones de riesgo, la representación provincial ha puesto como ejemplo la rápida reacción y el trabajo realizado desde el primer momento por parte de la corporación, destacando los cerca de 200 millones de euros de inversión para recuperar los servicios básicos y las infraestructuras dañadas en los municipios afectados, pero también el soporte técnico y los recursos humanos que sigue ofreciendo la Diputación.
En este sentido, la vicepresidenta segunda y responsable de Carreteras, Reme Mazzolari, ha destacado “la importancia de los gobiernos intermedios y las provincias para hacer frente a las catástrofes, como instituciones más próximas a los municipios”. Tras la dana, “la Diputación actuó con inmediatez ante la emergencia, movilizando esos 200 millones de euros para destinarlos a la limpieza de garajes y sótanos, asistencia técnica, la restitución de puentes, carreteras y comunicaciones dañadas por la riada y un fondo de contingencia para ayuntamientos afectados. La ayuda que prestamos a los municipios también ha servido para restablecer el servicio de agua potable, arreglar depuradoras y reponer material informático, entre otras actuaciones", ha añadido.
La vicepresidenta segunda recordó, además, que la dana “provocó daños estructurales en casi un centenar de municipios, con pérdidas de más de 1.300 millones de euros, una catástrofe que exigía una respuesta rápida, humana y eficaz, una respuesta institucional ejemplar que es la que hemos dado desde la Diputación”. Reme Mazzolari considera que esto fue posible al tratarse de “una administración preparada, comprometida y con visión a largo plazo, que es la única forma de hacer frente a las amenazas”.
Para Mazzolari, “esta dramática experiencia también nos ha dejado un aprendizaje, que forma parte del concepto de resiliencia que abordamos en esta conferencia”. En su opinión, “necesitamos reforzar los vínculos entre nuestras diputaciones, las provincias y las instituciones europeas, y en esa línea estamos trabajando para recuperar nuestras comarcas y al mismo tiempo transformarlas con criterios de sostenibilidad y prevención”. En este punto ha intervenido la vicepresidenta Enguix con el referente de la Cantereria, ejemplo claro de prevención.
La Cantereria de Ontinyent
El proyecto de regeneración de La Cantereria en Ontinyent, conocido también como el Parque inundable de Les Mamàs Belgues, es una intervención medioambiental y urbanística pionera para proteger la ciudad frente al cambio climático y las crecidas del río Clariano. La vicepresidenta Enguix, primera teniente de alcalde en la capital de la Vall d'Albaida, ha expuesto el caso de la Cantereria en Varsovia como ejemplo de resiliencia y de mejorar la seguridad de las personas ante catástrofes naturales.
En septiembre de 2019, una dana obligó a desalojar el barrio, que por suerte no registró víctimas mortales, pero sí fuertes pérdidas materiales. Apenas cuatro meses después, la borrasca Gloria agravó la vulnerabilidad de la zona, que se volvió a evacuar por precaución. Ante el riesgo para las personas que pusieron de manifiesto ambos fenómenos, el ayuntamiento decidió comprar las viviendas y demoler las situadas en áreas de alto riesgo, para crear un parque inundable. La Conselleria de Vivienda ayudó en las indemnizaciones, al igual que el Ministerio construye en estos momentos la pasarela peatonal para conectar los márgenes del río.
En palabras de Natàlia Enguix, el proyecto de Cantereria "fue una iniciativa valiente de nuestro alcalde, Jorge Rodríguez, reconocida por todas las administraciones, que han acabado participando de una inversión global cercana a los cinco millones de euros". "La clave es aprender de situaciones que nos muestran el peligro para evitarlo en un futuro", señala Enguix, quien explica que en el caso de Ontinyent "se estabilizó el talud por donde se evacuó a las personas y se transformó el espacio que estaba habitado en un parque que permite la contención natural del agua, siguiendo el ejemplo de otro parque de este tipo que está al otro extremo del municipio y que funcionó muy bien durante la dana".
También ha intervenido el jefe de gabinete de Vicepresidencia y representante de la Alcaldía de Ontinyent, Ricard Gallego, quien ha insistido en la idea de “devolver al río aquello que es del río, acabando así con el peligro que suponía la presencia de personas que vivían en una zona inundable y, por tanto, peligrosa”. “El caso de Ontinyent ha saltado a los medios de comunicación internacionales como un caso de éxito de cara a la preparación de las ciudades para el cambio climático", ha concluido Gallego.
Alfafar, zona cero
El último en intervenir ha sido el diputado de Innovación y Fondos Europeos, Juan Ramón Adsuara, quien antes de entrar en materia con el caso de Alfafar, municipio de la zona cero de la dana del que es alcalde, ha lanzado un mensaje sobre otro de los pilares de la resiliencia: "algo que no se tiene en cuenta y es de gran relevancia en momentos críticos es la salud mental de las personas, aspecto a incidir en futuros programas de preparación de la población ante catástrofes”. La situación tras la dana “fue un símil de lo que podría suceder en cualquier lugar de Europa ante una guerra", señaló Adsuara.
Respecto a la experiencia de Alfafar, su municipio, ha resaltado la rápida reacción del ayuntamiento desde el día siguiente de la tragedia, “habilitando puntos municipales para la entrega urgente de suministros básicos, reforzando la atención domiciliaria para localizar a personas dependientes atrapadas en sus casas, y llevando a cabo las primeras tareas de limpieza y retirada de vehículos”.