La segunda jornada del Feminario ha arrancado con el momento más emotivo vivido en las siete ediciones del congreso feminista de la Diputació de València. Sobre el escenario del teatro La Rambleta Raquel Orantes, hija de Ana Orantes, la mujer que denunció a su ex marido en la televisión pública andaluza después de 40 años de agresiones.

El padre de los 11 hijos que tuvo Ana -tres de ellos murieron- la asesinó de la forma más cruel días después de que ella se atreviera a denunciarlo en el programa ‘De tarde en tarde’ de Canal Sur. “Desde que él la mató hace 27 años, nuestro cometido en la vida ha sido hacerla eterna y honrar la memoria de las mujeres que ya no tienen voz”, confiesa Raquel.

La vicepresidenta primera de la Diputación y responsable de Igualdad, Natàlia Enguix, ha lamentado que “en aquellos años habían muchas Anas Orantes, mujeres a las que les daba la espalda la justicia, las fuerzas de seguridad, la sociedad y hasta sus propias familias”. “Por eso fue tan importante el atrevimiento de Ana, que se rebeló contra un sistema patriarcal y machista, y el impacto que causó en la sociedad su caso, convirtiendo la violencia de género en un problema público y no solo del ámbito doméstico”, ha explicado Enguix.

Raquel Orantes, visiblemente emocionada tras la proyección del documental que inmortaliza la historia de su madre, ha hecho referencia al contexto de aquellos años 90 donde “las mujeres tenían miedo a denunciar las agresiones y, cuando se atrevían, no les hacían mucho caso en comisaría. Era parte de un terrorismo familiar normalizado del que no se hacían eco ni los magistrados ni los políticos, en el marco de una sociedad en la que muchas mujeres vivían con pánico a esos hombres que las maltrataban, que las querían solo para ellos”. Era una España en la que a la mujer que se atrevía a escapar del infierno la acusaban de abandonar el hogar; donde los cómicos de mayor prestigio hacían chistes con el maltrato a la mujer, donde las televisiones animaban a las víctimas a denunciar a través de la pantalla, bajo el reclamo ¿tiene en casa a un machista?

El contexto de los años 90
En aquella España de finales del siglo XX se empezó a gestar el germen de la lucha social contra la violencia de género. En las calles se clamaba ‘No más muertes por machismo’, y en muchas familias comenzó a cambiar el pensamiento patriarcal que llevaba a muchas madres a decirle a sus hijas maltratadas... ‘es el que te ha tocado’. El principio del cambio fue el terrible asesinato de Ana Orantes, una mujer valiente e inteligente que se decidió a liberarse del yugo de su agresor e iniciar una nueva vida, y acabó hallando la muerte.

“Mi padre lo quemaba todo, la ropa, las fotos, los recuerdos... Lo destruía todo para que no existiera memoria”, lamenta la hija de Ana Orantes. El testimonio de los vecinos no es menos aterrador: “él no mostraba lo que era, solo lágrimas y buenas palabras. Sabíamos la vida que le daba, pero nunca imaginamos lo que acabó haciendo...” Y lo que acabó haciendo fue lo mismo que hacía con los recuerdos de Ana y su propia familia. Un triste final que se repetía en aquellos años 90 y que por desgracia se sigue repitiendo en pleno siglo XXI, aunque con un marco legislativo y una respuesta social muy distinta.

La hija de Ana Orantes continúa con el relato: “no tuvimos ningún tipo de ayuda, ni psicológica ni económica; nos reconstruimos nosotros mismos, y con el paso del tiempo hallamos motivos para la esperanza de que algo estuviera cambiando para otras Anas Orantes, con esa ley aprobada en el Congreso que de alguna manera lleva el apellido de nuestra madre”. En este punto, Natàlia Enguix celebra “los avances que ha permitido la Ley contra la Violencia de Género y un marco legislativo que es lo mejor que tenemos, pero queda mucho por hacer, empezando por desarrollar esa ley y dar respuesta a los nuevos retos que se nos presentan, sobre todo el de la formación específica en todos los ámbitos de la justicia”.

El homenaje de la Diputación a Ana Orantes ha concluido con la entrega de un simbólico obsequio a Raquel por parte de la diputada provincial de Igualdad. Una lámina creada por Ame Soler, impulsora del proyecto Tres Voltes Rebel, con una ventana a la esperanza que vale más que el eco de discursos herméticos que quedan en nada. Una sonora ovación ha despedido a Raquel antes de proseguir con el debate en clave feminista.