- Estudió Farmacia, ¿cómo terminó dedicándose más al mundo de la literatura?
- Tiene que ver con las circunstancias de la vida. Estudié Farmacia y estuve trabajando tanto en España como en Suiza en investigación. Volví a España e hice un Máster en Dirección y Gestión de Empresas y me especialicé en marketing. Volví a la industria farmacéutica, pero más en el ámbito del marketing. En Suiza conocí al que es mi marido, que es canadiense y tras casarnos, nos marchamos a Canadá. Allí me tocó empezar casi desde 0, empecé a trabajar de nuevo en el campo del marketing de la industria farmacéutica, pero al año trasladaron a mi marido a EEUU, allí al poco nació nuestro primer hijo. Dejé un poco de lado el mundo de la farmacia, porque tenía que volver a convalidar estudios y era mucho trabajo sin tener un apoyo familiar. Así que a la hora de volver a empezar a retomar la carrera profesional, vi la oportunidad de volver a lo que me había gustado desde siempre: escribir. Ya desde pequeña había ganado concursos literarios, tanto aquí en Ontinyent como a nivel nacional. Llevo escribiendo muchos años, especialmente de temática
infantil, para revistas americanas: antologías, cuentos... Al mismo tiempo, la historia siempre me ha gustado mucho. De hecho, me resultó muy difícil escoger entre Ciencias o Letras. Poco a poco, a medida que mis hijos se iban haciendo mayores, empecé a combinar la escritura con la historia.
- ¿Y cómo surge el blog de cocina?
- También por historia personal. En casa, soy yo la que cocino. Vi que era una buena manera de combinar la historia, la cultura española y mis añoranzas con las recetas. Así nació el blog. Son dos facetas que combino como puedo. El blog lo llevo desde 7 años, pero escribir podría decir que llevo más de 30 años escribiendo.
- Por su experiencia en el blog de cocina ¿qué recetas españolas son las que más gustan en EEUU?
- En mi caso, en verano hago paellas que a mis amigos les gusta mucho, pero también hay otras muchas. Por ejemplo, un plato que gusta mucho y que me lo tengo que llevar de España porque allí no encuentro son los pimientos de piquillo rellenos. Es un plato que no conocen pero que gusta mucho. Las croquetas de bacalao o las patatas bravas son otros dos platos que no conozco a nadie que no le guste. De hecho, en la ciudad donde yo vivo, hay un restaurante que ha sido votado en varias ocasiones como el mejor de Indiana y que antes de la pandemia, contactó conmigo para ver si quería preparar un menú y hacer un evento con ese menú, a un precio fijo. Hicimos un menú amplísimo. Hubo tanta demanda para esa cena que se desbordaron todas las expectativas: tuvieron que contratar a más cocineros. Fue un éxito rotundo, todo con recetas españolas. En definitiva, el blog aporta su granito de arena en dar a conocer la cocina española en EEUU.
- Y así llega la novela “Yo fui el primero”.
- Sí, llegó un punto en el que estudiando un poco más de historia y redescubriendo la primera Vuelta al mundo, de Magallanes y Elcano, eso me llevó a investigar durante varios años y a escribir la novela que he escrito, sin dejar de lado el blog de recetas de cocina española.
- ¿Entiende que ambas facetas se complementan?
- Sí, aunque desde fuera pueda parecer raro, se complementan mucho. En el blog escribo también sobre cultura o tradiciones españolas.
- ¿Esperaba que el libro alcanzara la repercusión que ha tenido?
- Ha sido una repercusión inesperada. Empecé a investigar la historia porque me sorprendía que en EEUU, en los libros, Elcano no aparecía, era Magallanes quien había dado la primera Vuelta al mundo, cuando realmente quien la dio fue Elcano. Empecé a escribir la novela, sin darme cuenta de que el 500 aniversario de la primera Vuelta al mundo se acercaba, así cuando lo supe, me puse las pilas porque quise publicarlo antes de esta efeméride. Contraté a una editora profesional, pero lo publiqué yo, porque no me daba tiempo a presentarlo a editoriales. Me encargué yo misma del apartado de marqueting. La verdad es que ha tenido mucha repercusión. Quizá hace diez años ese apartado de promoción del libro no lo hubiera podido hacer yo sola, pero ahora, hay muchos más recursos. Así, a través de las redes sociales me descubrieron en los ministerios de Defensa y de Cultura y contactaron conmigo para conocer más.
Los estudiantes americanos no sabían nada de la primer Vuelta al mundo... El hecho de que yo pudiera introducir el libro entre los estudiantes de Bachiller creo que les llamó mucho la atención. En definitiva, no solo es una novela, sino que están estudiando la primer Vuelta al mundo a través del libro, como material didáctico. Por eso, el programa que empezamos hace 4 años en un instituto de Indiana como voluntario ahora ya está en el curriculum. El mes pasado concluíamos el curso que supone la cuarta promoción de estudiantes que están aprendiendo español con mi libro. Es un programa que ha ido creciendo y que hemos presentado en congresos nacionales e internacionales para que otros centros puedan introducir en su currículum. De hecho, en Francia, ya están introduciendo un fragmento de la novela en los libros de texto de los colegios públicos franceses para cuarto curso. Todos ellos podrán saber un poco más sobre la primera Vuelta al mundo.
- ¿Es cierta esa impresión que puede haber desde el “viejo continente” de que en EEUU no hay demasiado interés por la historia y cultura más allá de la suya? ¿Ayuda un libro como este a combatir esa tendencia?
- Desde luego que sí que ayuda. Esa sensación es cierta. Es un país tan grande que estudian mucho su propia historia. Lo sé por mis hijos: a nivel de historia americana la estudian de manera intensiva. Cuando los estudiantes leen libros como el mío, se sorprenden, porque no saben la grandeza que tienen otros países y cuando conocen algo como la Vuelta al mundo, lo aprecian mucho.
- ¿Qué más se podría hacer más para fomentar la cultura, la historia y la lengua española en EEUU?
- Yo creo que las distintas entidades y organismos no es que no lo hayan hecho, pero es difícil entrar. Por eso, los ministerios de Defensa y Educación se han interesado, porque han visto que, por decirlo de alguna manera, yo ya había metido el pie. Lo difícil es entrar. Por ejemplo, en Indiana, donde nosotros vivimos, en las escuelas públicas hacen planes a 5 y 10 años para el currículum educativo. Yo, de momento, he conseguido entrar en las escuelas privadas y estoy esperando que en el siguiente ciclo, pueda entrar en el currículum de las escuelas públicas. No creo que las autoridades y organizaciones españolas no lo hayan intentado, hacen todo lo que pueden, pero no es fácil.
Ahora han visto con mi programa una oportunidad de introducirse. A nivel educativo posiblemente puede ser más fácil.
- Recientemente ha estado en Salamanca en el Congreso de la Asociación Americana de Profesores de Español y Portugués. ¿Qué balance hace?
- Presentamos, la profesora Becker y yo, nuestro programa. Recibió muy buena acogida. Ahora estamos creando una web con todos los recursos que hemos desarrollado estos cuatro años y que es transferible a todos los colegios. Hemos tenido interés de una escuela en Lisboa, otra en Francia, un par en Atlanta. La novela se ha traducido al inglés, porque desde el ministerio de Educación financiaron la traducción porque vieron que si solo estaba la versión en español, solo llegaría a los estudiantes de español, pero que para llegar a los estudiantes de lengua inglesa, que son la mayoría, era necesaria la traducción.
- ¿Con qué frecuencia suele volver a Ontinyent? ¿Nota evolución en la ciudad?
- Suelo venir de año en año. Sí que noto mucha evolución de hace 15 años a hora y no solo por la gente que falta. También por las muchísimas caras nuevas. Yo llevo 30 años fuera. Antes iba por la calle y saludaba a todo el mundo, porque los conocía a todos. Ahora para mi es casi una ciudad nueva, con gente joven a la que no conozco. Recuerdo la calle Mayo muy viva, pero ahora está vacía. Eso para mí es muy chocante.
Otra cosa que me llama mucho la atención es la poca asistencia a misa. Antes, las iglesias estaban llenas. Ahora cuando vamos a misa aquí, mi marido, mis hijos y yo en ocasiones somos los más jóvenes. Allí en EEUU, para poder coger sitio para asistir a misa tienes que llegar 15 minutos antes. Las iglesias católicas están a tope y generalmente son templos muy grandes. Son parroquias muy vivas, como cuando yo era joven aquí en Ontinyent. En este aspecto noto una diferencia muy grande.
- ¿A qué lo atribuye?
- En EEUU tradicionalmente el Catolicismo ha estado perseguido y cuando algo está prohibido, lo valoras más. Allí los católicos defienden mucho su fe y son practicantes.
- ¿Qué traería de Indiana a Ontinyent o a España en general y qué se llevaría de aquí a Indiana?
- Lo sé, aunque también sé que es complicado conseguirlo. Allí la burocracia casi no existe, todo funciona como una máquina engrasada. Por ejemplo, cuando mi marido decidió iniciar su empresa, del ámbito biomédico y ortopédico, por la mañana habló con los abogados y por la tarde empezó a funcionar. Hace 20 años, recuerdo estar solucionando todo por teléfono desde casa y estaba mi madre en la cocina y se sorprendía de que no tuviera que pedir cita previa o acudir a una ventanilla. Aquí todo es mucho más lento. En sentido contrario, aquí en España tenemos más vida social, la mentalidad de vivir para vivir y no solo para trabajar. Allí todo es más cuadriculado, más ordenado... incluso para quedar con una amiga, tienes que quedar con una antelación que aquí en España es impensable. A mí me gusta más la improvisación que tenemos en España.