Las urnas depararon el 12 de abril de 1931 el triunfo en Ontinyent de la coalición formada por el PURA (Partido de Unión Republicana Autonomista) -los blasquistas- y por los partidos republicanos de tendencia liberal-conservadora frente a la opción carlista-conservadora de la Unión Gremial.  El abogado Francisco Montés Tormo fue elegido alcalde por una amplia mayoría: quince votos de los 18 regidores presentes, y mantuvo la alcaldía hasta el fatídico verano del 36. No se celebraron más elecciones durante en el período republicano porque, la prevista para mayo de 1936 se suspendió por el clima de violencia imperante en la nación.

En Ontinyent, las elecciones generales de febrero de 1936 concedieron el triunfo de la coalición conservadora encabezada por el DRV (Derecha Regional Valenciana) que se constituyó en la fuerza política mayoritaria en la comarca. En cambio, a nivel autonómico el Frente Popular consiguió, gracias al voto urbano, la mayoría. El centro republicano, el PURA, obtuvo malos resultados electorales.
 
El alcalde de Ontinyent, afiliado al partido blasquista, se encontró en un estado de debilidad política, pero el gobernador civil lo ratificó como presidente de la Gestora Municipal con una mayoría de miembros de Izquierda Republicana (el partido de Manuel Azaña) y dos representantes de la UGT.  El profesor y cronista oficial de la Pobla, Antonio Calzado, destacaba que la actuación gubernativa desató críticas, ya que sustituían ayuntamientos elegidos democráticamente por gestoras izquierdistas que no reflejaban la realidad política de la localidad. Tal era el caso de Ontinyent donde -reiteramos- ganó, en las elecciones de febrero, la derecha. Esta era la composición municipal antes del 18 de julio de 1936.

El triunfo del Frente Popular en las elecciones generales de febrero de 1936 provocó la radicalización de un sector de la DRV al fracasar la vía legal para acceder al poder. Una incipiente Falange Española, que se nutrió de las juventudes de la DRV, junto a los tradicionalistas carlistas, empezó a dotarse de armas. Idéntica reacción se produjo en las filas anarquistas. La sublevación militar del 18 de julio no triunfó en la capital valenciana y determinó el fracaso en las guarniciones militares más próximas a nuestra localidad: Xàtiva y Alcoi; a la vez que paralizaba las actuaciones de los derechistas armados y de la Guardia Civil de Ontinyent.
  
La incierta suerte de los primeros días de la sublevación en Valencia se resolvió el domingo 25 de julio cuando se constituyó formalmente en Ontinyent el Comité Ejecutivo del Frente Popular, también conocido como CEFP. Este organismo estaba integrado por tres miembros respectivamente de la CNT, UGT, PCE i Izquierda Republicana; Roberto Terol Campos (IR) fue nombrado presidente y José Quiles Canet (CNT) vicepresidente.  El objetivo del Comité Ejecutivo del Frente Popular era “la defensa de la legalidad republicana, organizando milicias urbanas populares sujetas a las normas que señale el comité”. Desde el principio, los anarquistas remarcaron independencia de actuación señalando que sus milicianos únicamente estarían bajo control de la propia organización como, de hecho, ocurrió. 


Por otra parte, en la Comisión Gestora Municipal celebrada el 12 de agosto se hace efectiva la dimisión de Paco Montés; le sustituye Juan Mollá, del sector radical de IR, pero realmente la Comisión gestora Municipal está supeditada a las decisiones del CEFP y tan sólo se ocupa de asuntos administrativos. Esta renuncia, en palabras de Alfredo Bernabeu Galbis, (Revista Alba,1986) suponía el reconocimiento de la incapacidad por parte del alcalde republicano de controlar el orden público. Él mismo sería víctima de la violencia armada; pronto se puso en el punto de mira. El Comité Ejecutivo del Frente Popular, en fecha indeterminada, encargaba al Comité de Guerra su detención “en la forma que menos pasos nos cueste”.  

Los comités: un mundo de siglas
La mayoría de lectores pueden verse confundidos con la proliferación de siglas de los distintos comités fundados en el período julio-diciembre de 1936 y sus distintas funciones que, en ocasiones, se solaparon en el transcurso de estos convulsos meses. A la constitución del Comité Ejecutivo del Frente Popular (CEFP) se sucedieron a principios de agosto, al margen de este último, el Comité de Defensa y Guerra (CDG), que dirigía la incorporación de voluntarios al frente; el Comité de Abastos (CA), que se ocupaba del abastecimiento de la población, así como de dirigir las incautaciones y coacciones de pagos en metálico a sectores de la burguesía local, -algunos de los cuales habían sido fieles republicanos-, a propietarios de fincas y a patronos de fábricas. El Comité de Salud Pública (CSP), una denominación que rememoraba al homónimo comité de la Revolución Francesa, que se encargaba de controlar el orden público, detención de personas contrarias a la República, juicios y aplicación de sentencias de muerte.

El domingo 13 de septiembre la CNT convocó al vecindario a una asamblea popular en el teatro Echegaray. Los elementos anarquistas controlaron el desarrollo de la reunión y consiguieron que se aprobara una resolución que los beneficiase políticamente: la eliminación de Izquierda Republicana de los centros de poder local por “carecer estos partidos de historial revolucionario y por haber perdido hoy estos el valor moral y necesario que debe tener una organización encargada de interpretar los sentimientos populares”.
 
El 16 de septiembre, representantes de la CNT y UGT se personaron en el ayuntamiento y aplicaron los acuerdos asamblearios: se disolvió el CEFP y se constituyó el Comité Revolucionario (CR), formado paritariamente por 8 miembros de dichos sindicatos obreros. Roberto Terol, de Izquierda Republicana, es destituido como presidente; le sucedió en el cargo José Quiles Canet (CNT).

En el transcurso del mes de noviembre se incrementaron las críticas, en particular, desde el partido Comunista, por el mal funcionamiento de los diversos comités. Esta vez, en la asamblea Magna, celebrada el 6 de diciembre en el teatro Echegaray, se aprobó la formación de un Comité Único que no solo comportara la disolución de los comités, sino también de la Gestora Municipal que -recordemos- se ocupaba de la administración municipal, eso sí, con importantes interferencias de los comités. La constitución del nuevo Consejo Municipal se hizo oficial el 2 de enero de 1937: el alcalde, Ramón Morales (CNT). Esta corporación municipal perdurará hasta el 26 de septiembre de 1937 cuando sea elegido José Donat Vidal (PSOE) hasta el final de la guerra. Hay un cambio en el peso partidos políticos, vuelve IR con 3 concejales (cuando tenía solo 70 afiliados) frente a 2 (CNT) y FAI (que tenían 3000 afiliados).