Como periodista me he planteado en numerosas ocasiones qué asunto era merecedor de darle un mayor relieve a la hora de diseñar una página del diario. En muchos casos se hacía difícil la decisión. Hoy me encontraría en esa misma tesitura. ¿Qué debe publicarse de modo más destacado, un intento de violación de una menor en su domicilio o que el individuo asaltante, con numerosos antecedentes policiales y penales, haya comparecido ante la Justicia y ya esté en libertad?
Por fortuna, el intento de violación no llegó a consumarse por los gritos de la niña que sobreponiéndose a la presencia del asaltante que ya estaba desnudo, no se quedó muda de pavor y gritó con todas sus fuerzas. Este caso sucedió un día después de que el mismo individuo hubiese entrado en el mismo domicilio por un balcón para robar entre otros bienes un ordenador. La segunda parte de la historia es que el fulano ya esté en libertad, algo que me parece una burla.
Alguien podrá pensar que tanta magnanimidad y condescendencia es, casi casi, la concesión de un permiso para que siga haciendo lo que le dé la gana. No lo entiendo. La niña no fue agredida sexualmente, sí en su intimidad; el domicilio sí fue violado, pero en estos tiempos de “okupaciones” a la carta no parece asunto muy grave y, además, el robo fue perpetrado. El rijoso ladrón que, además, es reincidente, ya está en libertad. Lo siento, pero yo, por más que me devane los sesos no consigo entenderlo. Mucho menos lo tiene que entender la familia afectada.