Dado que ya no estampa camisetas, ni Mónica Oltra las exhibe en el hemiciclo de las Cortes Valencianas, porque ya no forma parte de las mismas, no faltan quienes notan esa colorista ausencia. Ella era la que con mayor entusiasmo las mostraba en el escrache que fue su quehacer político.
Los suyos,  o los que fueron suyos, derramaron abundantes lágrimas --de cocodrilo, por supuesto-- que corrieron por sus mejillas tan pronto  tuvieron conocimiento de la decisión de la Justicia de  archivar su caso y no seguir adelante el procedimiento en su contra. Secadas esas lágrimas los de Compromís han vuelto por donde solían, en hacer del Parlamento el escenario de una más de sus performances. 

Los suyos de Mónica Oltra, o los que fueron suyos, que no tienen su imaginación ni creatividad, tuvieron la ocurrencia de presentarse vestidos, vestidas y vestides de negro, negra y negre en el Pleno de les Corts el jueves 18 de abril, festividad de san Perfecto. El luto fue el particular modo de hacerse notar dado que su relevancia política es cada vez menor.

Algún malpensado podrá deducir viendo su compartida aflicción, que en verdad el duelo de quienes integran, e intrigan, Compromís era su manifestación de dolor por la pérdida del poder autonómico que disfrutaron en las dos anteriores legislaturas y en las que dejaron repetida constancia de cuán grande les venía las responsabilidades que les fueron encomendadas en el gobierno de todos los valencianos.

En esa misma sesión del último jueves una de las intervenciones fue la del diputado Joan Baldoví, el mismo que se caracterizó, durante su permanencia calefactora del escaño que ocupó en el Congreso de los Diputados, por su manifiesta ineficacia e incapacidad para conseguir algún rédito o beneficio para nuestra tierra. Y no porque no tuviera ocasiones propicias para poner en un aprieto al gobierno de Pedro Sánchez, no. Las tuvo y las dejó pasar porque, por mucho que se pavonee de ser valencianista, más le pesa su izquierdosa condición, que puso de manifiesto regalándole su voto a Sánchez en toda ocasión sin nada a cambio. 

En la sesión del jueves de la pasada semana, si, festividad de san Perfecto, un enlutado Joan Baldoví trató de ir por lana atacando al presidente de la Generalitat Carlos Mazón a cuenta del juicio en el que se juzga a Eduardo Zaplana, y ciertamente el suecano salió trasquilado.