Hablar del Belén de Tirisiti en el s. XXI es hablar de un fenómeno cultural y social que en los últimos años ha traspasado fronteras. Aquellos niños de finales de 1800 que asistieron a las primeras representaciones del retablo navideño son hoy bisabuelos de los nuevos espectadores que año tras año esperan con ilusión la llegada del frío a la ciudad, porque eso quiere decir que el Tirisiti no tardará en llegar.
Cada Navidad se montaban en diferentes puntos de Alcoi unos barracones que albergaban sendas representaciones de Belenes con títeres llamados “de pie y varilla”. Una técnica de teatro de títeres, con formato pequeño y temática con elementos populares y religiosos de gran tradición mediterránea y casi desaparecida hoy en día. En los primeros años del s. XX José Esteve unifica estos Belenes, creando el germen de lo que hoy es el Belén de Tirisiti. Quizás el acontecimiento más singular y antiguo todavía vivo, de este formato, en toda España. Un elemento significativo del bagaje cultural colectivo. Precisamente esa manipulación característica, casi desaparecida a favor otras como el hilo, el guante o el teatro negro, es uno de los factores que aportan mayor interés al Belén, como lo es también la vocalización de los personajes mediante el uso de una lengüeta metálica, el significativo bilingüismo y el papel de la narradora que estimula la participación del público.

A finales de los años 90 se produjo una movilización de todo el pueblo para conseguir que el Belén de Tirisiti fuera declarado Bien Inmaterial de Interés Cultural de la Generalitat Valenciana, cosa que ocurrió en 2002. Después vendrían otros galardones, la Alta Distinción al Mérito Cultural de la Generalitat Valenciana en 2004, el premio ASSITEJ-ESPAÑA en 2007, el Galardón Extraordinario de Escola Valenciana en 2011 y el premio Honorífico de la Muestra Internacional de Títeres de la Vall d'Albaida en 2016. Estos reconocimientos son el resultado del aprecio y el trato profesional de todas las personas, entidades e instituciones que colaboran en sus representaciones, lo cual ha sido siempre una constante. 
Aunque el premio más grande que se ha llevado el Belén de Tirisiti a lo largo de su historia ha sido la estima de los espectadores que todos los años no faltan a su cita.
En el año 2006 el retablo se instala permanentemente en el Teatro Principal de Alcoi donde se adecúa a las necesidades del s. XXI. Se mantiene un aforo reducido intencionadamente, para no romper la proporción entre la dimensión escénica, pequeña, y el público asistente. Se mejora la accesibilidad del espacio, la iluminación del espectáculo, se restauran títeres y la escenografía original del artista alcoyano Alejandro Soler, considerado el padre del Tirisiti en su última etapa. También se han introducido nuevos títeres, varios grupos de “ballaors”, un juego de camellos, etc. y las diferentes comparsas de Moros y Cristianos, aumentando así la participación de la sociedad alcoyana en este gran espectáculo. 
El mismo año en que se pone en marcha la campaña popular para conseguir el BIC se inician las representaciones en horario escolar dando así la oportunidad a los colegios de realizar una salida de carácter lúdico-cultural. Lo que empezó siendo una actividad de carácter local fue extendiéndose por la geografía de la Comunidad Valenciana. Primero recibió la visita de la vecina comarca del Comtat, la siguieron la Vall d'Albaida, las Marinas, la Safor y la Costera, hasta el Bajo Vinalopó y el Bajo Segura. Llegando incluso al norte de Murcia y sur de Castellón.
El Belén de Tirisiti se ha convertido en una cita ineludible, una actividad escolar que no falta en las agendas de los centros. Puedes ser, en algunos casos, de las pocas actividades en valenciano que realizan algunos de los estudiantes que acuden a las representaciones. El material didáctico se trabaja en las escuelas, los niños aprenden las canciones y las cantan durante el espectáculo, saben cuándo tienen que aplaudir y cuando tienen que callar o gritar a alguno de los personajes que se pasea por la escenografía. 
El Belén de Tirisiti llena de añoranza a los más mayores; muestra el arte, la lengua y la idiosincrasia de un pueblo a los más pequeños, que descubren un mundo mágico situado en un reducido escenario, donde pasa casi todo.
Quién iba a decirle a los belenistas de hace 150 años, que el retablo de títeres que con tanto amor y cuidado representaban cada Navidad en las calles de Alcoi recibe hoy la visita de 30.000 personas venidas de toda España en el mes que dura la campaña donde se realizan alrededor de 200 representaciones.

El Belén de Tirisiti ya no es únicamente de los niños alcoyanos, es de todos los valencianos.