La irrupción de la pandemia ha traído un cambio total a nuestras vidas, entre ellos destaca el incremento de la práctica deportiva, y el ciclismo parece llevarse la palma. 
Las propias cifras que han registrado las tiendas y talleres de bicicletas de Ontinyent lo demuestran: la demanda de este último año, tanto de bicis como de reparaciones, ha aumentado al doble e incluso, en algunos casos, ha llegado a triplicarse. 
Efectivamente, el ciclismo vive un “boom” en Ontinyent. Un fenómeno que está sucediendo “a nivel global”, tal y como explican los especialistas de la bici de la ciudad.
Comentan, además, que este aumento se notó “sobre todo después del período de confinamiento”, cuando “se agotó todo”, señalan. 
Con las medidas restrictivas por el covid-19, sin natación, pachangas de fútbol, etc., la bicicleta se convirtió, y sigue siendo, unas de las pocas alternativas que hay para evadirse o compartir algo de ocio.
Las reparaciones también han aumentado mucho, y en algunos establecimientos se han visto obligados a aumentar el personal de taller, en parte, debido a que muchos ontinyentins han “desempolvado” la bici que tenían en el trastero para hacerla rodar de nuevo. 
Tal ha sido la demanda, que durante el último año se ha incrementado considerablemente la lista de espera, que afecta sobre todo a los modelos de iniciación, ya que la mayoría de pedidos son de nuevos aficionados. 
La falta de piezas de reparación y repuesto, que son de importación, todas o la gran mayoría procedentes de China, está dificultando que la oferta cubra la tan repentina demanda.  
En los casos más optimistas y dependiendo de los modelos, la lista de espera de bicis puede ser de 2 semanas o de 3 ó 4 meses. Pero en otros muchos casos, puede llegar hasta casi un año. Por hacerse una idea, hay tiendas que explican que están todavía a la espera de bicis que pidieron en el mes de septiembre del año pasado y “todavía no han llegado”. En otros casos, explican que, según su programación, la mayoría de pedidos de marzo serán ya para principios del año que viene, “enero o febrero de 2022”, concretan. 

Tipo de bici y perfil de usuario
Posiblemente la búsqueda del aire libre y la desconexión son los motivos que más han atraído a los nuevos adeptos al mundo de la bicicleta. Muchos han descubierto una nueva afición conjugada con la naturaleza, y en algunos casos en familia. En otros casos, “hay gente que hacía spinning y ha descubierto que la bicicleta le encanta, al permitirle hacer bici y ver el paisaje al mismo tiempo”, señalan desde las tiendas de bicicletas. 
Quizás por ello, para escapar de la ciudad, el tipo de bicis más demandadas sean las de montaña, y en este caso, las eléctricas, una opción idónea para aquellos que están empezando y no quieran “machacarse” demasiado sobre ruedas. 
En cuanto a los precios, en términos generales pueden rondar desde los 300€... hasta lo que uno quiera gastarse. Por hacerse una idea: los más expertos pueden comprarse bicis de entre 12.000€ y 13.000€. 
No obstante, los rangos más vendidos en este último año son las bicicletas normales de montaña (sin ser eléctricas), que rondan entre los 800 y 1.000€, de las cuales han tenido en general “una demanda enorme”; y las eléctricas de montaña, cuyo precio suele situarse por encima de los 2.000€, hasta alcanzar los 6.000€. 
En cuanto a las edades de los demandantes, hay tiendas que señalan que “cada vez hay menos jóvenes”. Otras tiendas indican que el perfil de usuario suele ser una persona de 25 a 45 años. Y en lo que sí que coinciden en destacar es que la demanda de bicis eléctricas de montaña por parte de mujeres se ha incrementado mucho en el último año, y que incluso se han creado “nuevos grupos de chicas para salir a la montaña”. 

La montaña, la nueva “Glorieta”
Con el auge de esta nueva afición, muchos ontinyentins parecen haber redescubierto la sierra. La montaña ha tomado así una imagen de nueva “Glorieta”, haciendo referencia a la gran afluencia de aficionados que se dejan ver cada fin de semana por el término. 
Las zonas favoritas suelen ser Mariola-Agres, Gamellons, Todos Vientos, Sant Esteve, o el Repetidor. Y si hablamos de rutas a pueblos sin tocar carretera, Banyeres, Moixent, Vallada, Font de la Figuera, Cocentaina o Carrícola. 
Aficionados, de lo que se dice “toda la vida”, han notado mucho este incremento, sobre todo los domingos. “Hemos de buscar zonas menos conocidas para evitar las aglomeraciones”, explica Rafa Bas, representante del ‘Vici de la Bici’, un grupo de unos 30 aficionados, de entre 40 y 60 años de edad, con más de 25 años de experiencia.  
Una zona que por ejemplo evitan es el barranc dels Tarongers, ya que circular por este lugar los fines de semana supone ir sorteando sobre todo a senderistas. Por suerte, Ontinyent es una ciudad “rodeada de montaña y con una gran variedad de rutas y sendas”, añaden.   
En cuanto a la tendencia de la bici eléctrica, desde el ‘Vici de la Bici’ señalan que últimamente ya son cerca de 12 componentes los que se han sumado a la eléctrica. Una alternativa que permite mantener la forma física sin demasiado desgaste, y que por ello para muchos aficionados ha supuesto “un incentivo para seguir manteniendo la ilusión por la bici”. 
Por su parte, para los adeptos a la bicicleta de carretera Fontanars por la Umbría y la Solana, Font de la Figuera o Moixent son rutas habituales. Así lo explica Juan Peiró, desde el Club Ciclista Ontinyent, quien asegura que por la gran calidad de las carreteras “somos unos privilegiados”. 
Tanto para Rafa como para Juan, tanto en montaña como en carretera, la salud, el poder contemplar el medio ambiente y la tertulia con amigos son los puntos que más les motivan a seguir con esta afición. Cuando se les pregunta a estos veteranos si creen que esta afición tendrá continuidad, prefieren esperar a que sea el tiempo el que lo diga. Por su parte, desde las tiendas especializadas esperan que “tenga continuidad” y que cuando los bares vuelvan a la normalidad “la bici no se olvide”, concluyen con toque de humor.