La cumbre del Tourmalet es el pico donde en cada edición del Tour de Francia acaba decidiéndose la carrera, tanto por su longitud como por su dureza. Una cima donde se respira el ciclismo al 100%, ya sea el profesional como el amateur, ese puerto de montaña que los grandes amantes de las dos ruedas sin motor sueñan con coronar igual que los Contador, Valverde o Froome.
Esa cima del Tourmalet es la que ha conquistado durante sus vacaciones Marifé Tribaldos, enfermera del departamento de Salud Xàtiva-Ontinyent. Su pasión por el ciclismo empezó con el ciclismo de montaña, y desde hace 3 o 4 años se aficionó al de carretera y forma parte del Club Ciclista Ontinyent. Esa pasión ya había llevado a esta profesional sanitaria a correr la Quebrantahuesos 2019, una de las pruebas ciclistas más duras de todo el panorama español.
La situación actual causada por la pandemia de la covid-19 ha llevado a Marifé a buscar hacer ella sola su viaje ciclista de este 2020, y puesto que no podía participar de nuevo en la Quebrantahuesos, suspendida por la situación, decidió coger la bici e irse ella suela hacia Francia para afrontar la emblemática subida del Tourmalet, por así no estar en contacto con nadie, minimizando riesgos, y sobre todo relajando la mente después de los meses profesionales más complicados para cualquier enfermera.


Medidas de seguridad
Marifé cuenta esta aventura dónde, además del Tourmalet decidió subir otros puertos, no tan emblemáticos, pero también espectaculares. Desde el apartamento donde se hospedaba preparó todas las rutas que día detrás día iba a afrontar. El hecho de ir sola también hizo que la ciclista decidiera afrontar menos riesgos por miedo a cualquier contratiempo mecánico o una caída, por lo que la subida la hizo con tranquilidad y con todo el cuidado, hecho que no ha repercutido en que haya “podido disfrutar mucho. Solo buscaba conseguir hacer todos los puertos y disfrutarlos y lo he conseguido”, comenta Marifé.
La parte de enfermera también la ha tenido mucho en cuenta a pesar de estar de vacaciones y en su tiempo libre, y pregonando con el ejemplo, ha cumplido todas y cada una de las medidas de seguridad. Utilizando constantemente la mascarilla, una mascarilla que llevaba a la bicicleta y que cada vez que bajaba del asiento se ponía, a pesar de que estuviera sola, para hacerse las míticas fotos al Tourmalet o simplemente disfrutar de las vistas de pájaro que la subida le ofrecía. “Cuando entraba a un bar lo hacía, por supuesto, con mascarilla y siempre trataba, a pesar de llevar la protección, de guardar las distancias de seguridad”, afirma Marifé.
El ciclismo también la ayuda a relajar la mente después de duras jornadas laborales en el hospital, es una forma de aislarse, a pesar de que sea durante unos momentos del trabajo: “coges la bici cuando estás saturada y vuelves a casa totalmente nueva”, explica.
A punto de acabar sus vacaciones, Marifé volverá en breve a protegernos contra la covid-19 de nuevo. La enfermera vuelve con ánimos de acabar con este virus, luchar contra él y poder seguir, en unos meses, con su pasión. Una de las heroínas a las que aplaudíamos cada tarde a las 20:00 y una deportista que ha participado en pruebas de élite, en algunas de las más complicadas a nivel nacional y que ahora ha compartido vistas con los grandes campeones de la mejor prueba ciclista del mundo.