La maestra ontinyentina Belén Gramage Bonastre, de 28 años, ha sido incluida en la lista de 50 nominados a mejor docente de España en la categoría de Primaria de los IV Premios Educa Abanca.
Toda esta aventura empezó en junio del año pasado, cuando las familias de sus alumnos de tutoría de 2º de Primaria del colegio San José (a los que siguen impartiendo clase) presentaron su candidatura a estos premios, dirigidos a centros públicos, privados y concertados, que reconocen la calidad docente. Belén comenta que se quedó muy “sorprendida” al conocer la noticia.
Consciente de que el nivel y la calidad en estos premios era muy elevado, la ontinyentina pensó “que era demasiado”, y que más allá del premio final, “lo mejor para mí era que las familias hubieran pensado en mí”, explica.
Sin embargo, para su mayor alegría, fue seleccionada en septiembre en la primera criba que realizó la organización de 50 elegidos de entre las más de 3.000 candidaturas presentadas en Primaria. Esta primera selección se ha basado en la satisfacción del alumnado, sus puntos de vista sobre el maestro y las actividades desarrolladas en el aula. “Qué cosas tan bonitas habrán dicho de mí los alumnos para haber sido seleccionada”, comenta Belén, muy agradecida.
Para ella, esta nominación es una “ilusión” muy grande y reconoce estar “muy contenta de poder vivir esta experiencia con mis alumnos”, que supone una “inyección de motivación y de seguir en la misma línea que hasta ahora”, asegura.
La ontinyentina ha sabido desde siempre que ser maestra era su pasión. Estudió Magisterio en la Universidad Católica de Valencia y, si ya le gustó la carrera, más todavía disfrutó con las prácticas. Su pasión por este trabajo le viene heredada de su madre, también maestra. “Desde pequeña me he empapado siempre del amor por este trabajo”, y fruto de esta admiración, Belén se decantó por esta profesión.
Para ella, motivar al alumnado y la ilusión en el aula son los factores más importantes. “La clave es la ilusión, que en el colegio se sientan a gusto y felices”, comenta. Unos factores que han de venir acompañados por una “buena relación con las familias, basada en el respeto y la confianza”, comenta, ya que muchas veces los problemas personales pueden afectar en la enseñanza. “Si los alumnos están seguros de sí mismos y tranquilos, están mucho más receptivos a aprender”, asegura.
Sobre la pandemia comenta que los niños “se han adaptado súper bien” a la nueva situación y que son “muy conscientes de lo que pueden perder si no siguen las normas”. De esta situación prefiere extraer lo positivo que es “estamos aprendiendo la importancia de la higiene, de cuidar a nuestros mayores y de respetar las normas”.
Por último, la ontinyentina quiere agradecer la confianza depositada en ella por las familias. “Este es el mayor premio que un maestro se puede llevar, que lo valoren tanto y que las familias estén a su lado; es lo más gratificante para un docente junto con sus alumnos”, concluye.