Las medidas aplicadas sobre el uso y acceso al Pou Clar de Ontinyent por parte de la concejalía de Medio Ambiente parece que no han sido suficientes para prevenir las aglomeraciones. 
La temporada de verano en este paraje se preparó desde el consistorio de manera diferente este año, para adaptarlo a la “nueva normalidad” derivada de la crisis sanitaria del covid-19. Para evitar imágenes como la de otros años, en las que una gran cantidad de bañistas se concentraban en el Pou Clar, desde el Ayuntamiento se ha optado por prohibir aparcar en los aparcamientos adyacentes al paraje y permitir el acceso a éste sólo a pie o en bici. En cuanto al baño, el consistorio no lo ha prohibido, ya que esta decisión no le compete, pero sí lo ha desaconsejado. Desde esta entidad se ha apelado en todo momento al sentido común y al respeto de las medidas de distanciamiento, sin embargo, esta responsabilidad social no se está cumpliendo. 
A pesar de las restricciones, se han podido ver estas últimas semanas imágenes de ciertas aglomeraciones en el paraje. Además, está prohibido aparcar en los parkings, pero en su lugar, la gente opta por aparcar mal los vehículos en otras zonas como Galindo o en los accesos a las casitas, con las consecuentes molestias para los vecinos. Incluso, como en la mayor parte de los casos suele tratarse de gente de fuera de Ontinyent, cuando llegan al Pou Clar con las neveras y la comida y se encuentran con la restricción de no poder comer en el paraje, montan las mesas en las inmediaciones de la carretera, según apuntan desde la concejalía de Medio Ambiente. “Algo que no se puede permitir”, ha resaltado la concejal del área, Sayo Gandía. 
Las autoridades competentes ya han procedido a interponer varias multas tanto a los conductores como a personas que estaban haciendo pícnic en la carretera. No obstante, la mayoría han sido avisos, pero al ver que la gente no responde desde el Ayuntamiento se está estudiando endurecer las medidas, siempre adecuándose al Plan de Ordenación del uso público del paraje natural municipal Serra l’Ombria-Pou Clar. Éstas son: controlar el aforo, que será de hasta 245 personas en el mismo momento y de hasta 980 visitantes al día, ya que el espacio total del paraje es de grandes dimensiones; cerrar de las dos entradas principales e intensificar la vigilancia tanto de Policía Local como de Guardia Civil. 
Se prevé que se deje abierto sólo el acceso a pie o en bici por la senda del Alba y Galindo, y que se cierren así los dos accesos por la carretera. Se trata de una medida que ya se aplicó en el mes de mayo para evitar masificaciones, y que ahora se recupera. El papel de los tres vigilantes de seguridad tendrá en este sentido un papel importante. Este año hay tres, como el año pasado, y serán estos los que se encarguen de controlar el aforo y de vigilar las entradas y salidas. 
La concejal de Medio Ambiente, Sayo Gandía, explica que en una época de incertidumbre, las medidas aplicadas se han ido adaptando a las circunstancias de cada momento. 
En este sentido, la edil apela a la responsabilidad individual y al sentido común, ya que la desobediencia en un momento tan sensible como este puede obligar a adoptar medidas restrictivas que afectan a la totalidad de la población, y que van encaminadas a la seguridad de las personas para evitar contagios y a la protección del paraje, concluye Gandía.