Uno de los proyectos ganadores la edición del proceso “Ontinyent Participa” ha sido la ampliación del plan de uso del Pou Clar (el cuarto en número de votos con 2.216). Esta intervención incluirá la renovación de la cartelería, el cierre de los accesos con un vallado correcto y un control de aforo mediante una App de reservas.  
La entidad que ha propuesto este plan, Amics del Pou Clar, explica que incluso se debería valorar la posibilidad de instalar puertas, para controlar mejor los accesos. Aunque el proyecto está todavía por concretar, una de las ideas sería colocar una puerta en la rampa por la que se accede desde la CV-81, y dejar este acceso como zona de paso para personas con diversidad funcional u otros usuarios que necesiten facilidad de acceso.

La pandemia se sumó al problema crónico de masificación en verano
Se trata de una manera de controlar los accesos, ya que si durante la época estival de cualquier año ha sido siempre difícil por la masificación, la situación de pandemia ha complicado la situación todavía más. Al cerrarse piscinas y otras zonas de baño en las localidades de los alrededores, Ontinyent se convirtió en foco de atención, así lo explica la presidenta de Amics del Pou Clar, Dolores Belda. Así las cosas, aunque el paraje empezó el verano abierto al público con restricciones, no se pudo evitar la excesiva acumulación de personas en el recinto, que la gente saltara las vallas para acceder e incluso que las apartaran ellos mismos para entrar. Lo que incluye también el peligro que supone que los bañistas recorran la CV-81 buscando una entrada al paraje. Una aglomeración que sufrieron sobre todo las casitas de las intermediaciones del Pou Clar, cuyos caminos los visitantes utilizaban para aparcar, como merendero, o lo que es peor, como basurero. Todo ello llevó al cierre del paraje en agosto. “Es lo mejor que pudimos hacer, porque la situación era incontrolable”, apuntan desde la asociación.
Por ello, desde Amics del Pou Clar solicitan que este proyecto incluya la creación de una aplicación electrónica para reservar plaza, lo que permitiría controlar el aforo, al tiempo que también se facilitaría la creación de una base de datos de visitantes, de manera que sería muy rápido y efectivo el localizar a un posible positivo. El objetivo es que en próximas temporadas “poder evitar el descontrol de visitantes y evitar que nos veamos obligados al cierre del paraje”, concluye Dolores Belda.