Desde el pasado mes de septiembre, están en marcha las obras de restauración de la Muralla Norte y mejora de la accesibilidad al barrio de La Vila, en el casco histórico de Ontinyent. Una actuación a la que se destinará una inversión de 2.013.750€ del Programa de Conservación del Patrimonio Histórico Español, dentro del 1’5% cultural.
El arquitecto del proyecto, Miguel del Rey Aynat, comenta que la obra “es muy compleja” y que “estamos trabajando en muchos frentes con soluciones muy diversas”, señala. Añade que se está estabilizando la ladera en varios puntos, como es el patio trasero de la Casa de Cultura, el patio de la Casa Barberá, etc. Fuentes municipales consultadas destacan la “minuciosidad y detalle” con el que se está trabajando, y coinciden con Aynat en lo complejo de la obra. “Desde el primer momento se sabía que iba a requerir mucho esfuerzo y cuidado”, aseguran.
Por su parte, Miguel del Rey destaca además que se está recabando aún información arqueológica en algunos puntos, en concreto en la Muralla, “dada su heterogeneidad”, es decir, las diferentes etapas históricas de cada parte, comenta. El objetivo es poder conocer “no sólo su naturaleza, sino también el estado y condiciones de la base de rocas marga sobre la que se levanta”, añade.
Una de las torres, la dels Albellons, ya estaba proyectada para su reconstrucción, y una de las novedades es que se ha verificado la existencia de la segunda torre, la de l’Esperó, tras los estudios realizados durante la limpieza y estudio de la zona, de la que se aprecian los restos de su base. A este respecto, el arquitecto, Miguel del Rey, señala que “su existencia debe valorarse como referente histórico y como posible contrafuerte para estabilizar la parte más inestable de la muralla, tras la consulta al municipio y el informe de arqueología”, y añade que por ahora no se pueden dar mas datos, ya que “todo está en proceso”.
Una de las dificultades que se han presentado es que “poder acceder al muro de la propia muralla”, señala el arquitecto, ya que “se ha tenido que eliminar cuidadosamente la vegetación existente sobre los muros sin descarnarlos más de lo que están”. Para ello se han realizado levantamientos topográficos y trabajos especiales para determinar el grado de estabilidad de la estructura, señala.
Se han construido, o reconstruido, antiguos muros de piedra en seco que permitan estabilizar poco a poco la ladera. “Todo ello con la idea de dar la mejor solución que permita trasmitir la idea de lo que fue la muralla original y las dos torres que en el fragmento existente podemos tener. Una que es evidente, pues se puede ver su volumen, y una segunda de la que tenemos su ruina y los restos de su base”, explica Miguel del Rey.
El arquitecto explica que por lo que se conoce en este momento, la muralla consta de dos partes distintas: la este, que consta de una muralla de tapial y sobre ella un forro de muro de mampostería, y la parte oeste, donde no existe el muro de tapial y se compone de una muro escalonado.