Ontinyent ha celebrado hoy con solemnidad la festividad de la Puríssima. La jornada hubiera podido acabar mal si el desprendimiento de parte de un balcón en la calle Mayans, hubiera ocurrido unos minutos antes. La caída de cascotes ha sido justo al acabar de pasar la procesión, por lo que no hay que lamentar heridos. El suceso refleja una vez más el grave problema de deterioro de viviendas que sufre el casco antiguo de Ontinyent.