El nuevo Plan Local de Quemas 2020 ha generado cierta controversia, recelo y dudas entre los vecinos del diseminado de Ontinyent, sobre todo en lo referido a la prohibición de la quema de restos de jardinería, para lo que exigen una alternativa.
En algunas zonas del diseminado, explican que “los cambios son necesarios para preservar el medio ambiente y para la mejora de la salud”, pero añaden que “ha sido todo demasiado de repente, sin preparar a la gente para que se habitúe y sin los recursos necesarios para toda la demanda existente”, así lo destacan asociaciones como la del Camí dels Pressos. En este sentido, la concejal de Medio Ambiente señala que el borrador del nuevo plan “en el que llevamos dos años trabajando, fue presentado al Consejo de Medio Ambiente, estuvo abierto a enmiendas y expuesto públicamente”, y añade que, desde el consistorio están abiertos a propuestas.
Uno de los ejes del plan, a iniciativa del propio consistorio, ha sido una reducción en la zonificación de tres a dos y un cambio en la agenda semanal que prohíbe la quema los fines de semana, lo que ha generado cierta controversia, ya que muchos vecinos aprovechaban el fin de semana para realizar las tareas de quema. En sábado y domingo “la gente sale a hacer deporte, se reúne con la familia, etc., y el humo se hace más incómodo, y más en un diseminado tan grande, con cerca de 6.000 casitas”, ha alegado la concejal de Medio Ambiente, Sayo Gandía.
Prohibido quemar los restos de jardinería
No obstante, lo que más dudas ha generado ha sido la prohibición de la quema de restos de jardinería, un cambio que desde el consistorio recuerdan que “viene impuesto por la leyes autonómicas y estatales, que consideran que este tipo de residuos son reciclables”, ha matizado la edil. “Si no se pueden quemar este tipo de residuos, entonces ¿qué podemos quemar?”, ha sido la pregunta recurrente entre la ciudadanía en estos últimos días. Y, “si no podemos quemarlos, entonces ¿qué hacemos con ellos?”, ha sido otra de las cuestiones vox pópuli. Lo primero a tener en cuenta es que el nuevo plan considera restos de jardinería los procedentes de especies herbáceas, arbustivas o arbóreas que no sean de naturaleza agrícola, mientras que los restos agrícolas son los procedentes de árboles frutales, viñas o similares (se recomienda consultar este enlace)
Los vecinos del diseminado anticipan que la prohibición de quemar restos de jardinería aumentará la congestión existente. En un año con abundantes lluvias ha proliferado la vegetación, lo que ha provocado que se acumulen “montones gigantescos” de residuos orgánicos en las casitas, a lo que se añade la paralización de la actividad por el Estado de Alarma. “La gente ahora no sabe qué hacer con ellos”, aseguran.
Las alternativas a la quema que ofrece desde hace tiempo el consistorio parece que son insuficientes ante la alta demanda.
Por un lado, se ofrece el servicio de trituradora in situ, que se puede solicitar previa instancia al Ayuntamiento, y por otro lado, hay otras tres trituradoras domésticas eléctricas, que los vecinos pueden ‘alquilar’ de viernes a miércoles también bajo solicitud. La misma concejal de Medio Ambiente admite que “se ha triplicado la demanda de la trituradora” en los últimos meses y que la lista de espera está entre los 20 y 25 días. Todo ello debido a que ha sido “un año difícil”, ya que tras varios meses de lluvias la vegetación ha rebrotado y, además, la leña mojada no se puede quemar. Aunque también existe la posibilidad de llevar los restos vegetales al Ecoparc, para los vecinos “no tiene capacidad para abarcar la gran cantidad de residuos que se han generado”. Todo ello ha provocado una congestión del servicio que desespera a los vecinos. Por ello, desde las asociaciones vecinales piden un “tránsito fácil” a la nueva normativa y piden que se “faciliten recursos adicionales”.
Por este motivo, y a propuesta de los vecinos, el Ayuntamiento de Ontinyent plantea crear puntos estratégicos en el diseminado en los que se colocarán contenedores para depositar sólo restos de jardinería. La medida, que podría ser transitoria hasta que se estabilice la situación, tendrá una prueba piloto con un contenedor en Santa Ana, en concreto en el parking de la subida a la ermita. “Si funciona, lo haremos extensible al resto del diseminado”, comenta la concejal. Se vaciaría una vez a la semana, si fuera necesario dos, y contará al principio con vigilancia policial “para evitar que se convierta en un vertedero”. Por el momento, el consistorio está negociando las condiciones de uso y el coste del servicio, y recuerda que la gestión de residuos “es un servicio caro”, por lo que apela al civismo y a la concienciación. El Ayuntamiento estudia, además, aumentar el número de máquinas trituradoras para cubrir la demanda. Sayo Gandía manifiesta que entiende que este cambio costará de asimilar, pero asegura que, por la nueva normativa europea, “la gestión de residuos pasará a ser una obligación, no una opción”.