En el día a día de una persona con movilidad reducida se presentan muchos obstáculos que el resto de personas no perciben. Bordillos, escaleras, rampas pronunciadas o bolardos, son elementos que dificultan la circulación por la vía urbana y la ardua tarea de aparcar el coche, de salir y entrar del vehículo. 
El nuevo presidente de AMO, Alejandro Climent, asegura que en este nuevo cargo que afronta, su intención es seguir en la línea de la anterior presidencia para luchar por la mejora de la accesibilidad urbana y el comercio adaptado, para lo que existe una normativa y una ordenanza de porcentajes y desniveles, y señala que una de las asignaturas pendientes es el control en las tarjetas de aparcamiento para personas con diversidad funcional. Se trata de espacios que se reservan a las personas que dispongan de una tarjeta de estacionamiento especial, expedida por el Ayuntamiento de Ontinyent. Una solución que para muchas las personas con movilidad recudida “es como el beber, nos da la vida”, aseguran desde AMO, ya que es la única manera para ellos de poder desplazarse de manera autónoma.
El problema para la Asociación de Personas con diversidad funcional (AMO) viene cuando el uso de estas tarjetas se realiza de manera indebida. Denuncian “la falta de control” sobre las tarjetas de estacionamiento, el “vacío legal” sobre este tipo de aparcamientos y el “uso particular de familiares no titulares del vehículo, incluso después de que éste haya fallecido”.
Para esta asociación la solución pasa por regular y establecer una normativa local que esclarezca estos aspectos y que realice un seguimiento de los sitios de aparcamiento. Por un lado, explican, “se debería asegurar la expedición de las tarjetas a personas que tengan expresamente movilidad reducida”. Y en este sentido explican que hay personas que  “pueden padecer un mal interno, pero que éste no implique tener movilidad reducida”. Por otro lado, denuncian que algunos familiares se aprovechan de la tarjeta del familiar impedido para aparcar en los espacios reservados para personas con movilidad reducida e incluso, añaden, “hay gente que ha fallecido y sus familiares siguen usando el vado sin dar la tarjeta de baja”, lamentan. 
Se trata de unas demandas que la nueva junta de la Asociación de Personas con diversidad funcional ha trasladado al consistorio ontinyentí, que ha mostrado su predisposición para luchar contra este tipo de fraudes, así lo aseguran desde AMO. “Estas plazas de aparcamiento no son un privilegio, las personas que piensan así esperemos que no tengan nunca que verse nunca en esta tesitura, son una necesidad”, sentencian desde AMO.