- ¿Qué le hizo decantarse por la neurocirugía y la cirugía de columna?
- A nivel teórico siempre me ha gustado mucho la Neurología: es una de las disciplinas de las que nos queda mucho por saber. Podemos hacer trasplantes cardíacos, renales, de hígado… pero no se puede trasplantar un cerebro ni siquiera revitalizarlo tras un infarto establecido. Existen múltiples síndromes que afectan al sistema nervioso sin conocer a veces su causa ni un tratamiento efectivo. Afortunadamente, son poco frecuentes. Cuando comencé mi rotatorio por Neurología y Neurocirugía en la facultad descubrí que la Neurocirugía podía ofrecer soluciones definitivas a algunas patologías mediante una intervención y transformar las vidas de los pacientes. Así que opté por Neurocirugía. Respecto a la subespecialización, influyó mucho el momento en que inicié mi formación. Hace treinta años, la cirugía de columna experimentó un desarrollo mayor que despertó el interés entre los más jóvenes y, además, yo tuve la suerte de poder formarme con uno de los mejores. 
- ¿Ha evolucionado mucho la especialidad desde que empezó su formación hasta la actualidad?
- La especialidad ha evolucionado una barbaridad en los últimos años. El primer impulso de la Neurocirugía lo dio Yasargil (considerado padre de la Neurocirugía) con el desarrollo de la microcirugía en la 2ª mitad del siglo XX. Posteriormente, el impulso de la tecnología ha ido acompañado de avances técnicos destacados en cirugía funcional (se colocan electrodos para curar el Parkinson), vascular (técnicas de neuroradiología), base de cráneo (endoscopia, abordajes a tumores cerebrales a través de la nariz) y columna (desarrollo de técnicas mínimamente invasivas, cirugía robótica). Esta carrera sin fin resulta muy estimulante para actualizar conocimientos y aprender nuevas habilidades. El neurocirujano del presente no puede quedarse anclado en el área de confort de lo que aprendió en el pasado.  
- Atienden una gran variedad de patologías, ¿cuáles son las más habituales? ¿Qué porcentaje de ellas requieren intervención quirúrgica?
- La patología más frecuente en Neurocirugía es la patología degenerativa de columna, concretamente la estenosis de canal, tanto cervical como lumbar. Cuando el paciente nos llega a la consulta suele haber agotado todas las terapias de tratamiento conservador (medicación, rehabilitación) por lo que nuestra tarea es asesorarles de lo que la intervención puede proporcionarles respecto a la evolución de su enfermedad y los riesgos que se asumen. La dedicación específica a la cirugía de columna ha permitido que aumente la precisión (disminuyendo la herida, la duración del postoperatorio y las complicaciones) y acumule experiencia respecto a resultados para ofrecer un balance riesgo/beneficio muy personal y adaptado a los problemas del paciente.
 - Ha participado en un estudio que constata que la compresión de la medula espinal causada por las hernias cervicales no solo produce alteraciones por debajo de la lesión, sino que también se pueden llegar a producir daños importantes en el cerebro. ¿puede explicar este avance qué cambios ha supuesto a la hora de abordar las hernias cervicales?
- Efectivamente, se trata de un estudio que demuestra una hipótesis que nos planteamos. Para entenderlo, hay que imaginar la médula espinal como un río que transmite el agua desde el cerebro a los músculos de todo el cuerpo. Si este río se bloquea en la columna cervical, no solo no llega agua a los músculos (provocando que el paciente camine inestable o mareado, se le caigan cosas de las manos o presente espasmos dolorosos) sino que el cerebro responsable de suministrar esa agua se acaba “encharcando” y provocando una degeneración por desuso. La utilidad práctica del estudio consiste en que podemos realizar estudios funcionales de tractografía en casos límite donde no hay clara compresión en una resonancia cervical (imagen obtenida con el paciente acostado y quieto, no de pie o moviéndose) y la clínica sugiere mielopatía cervical progresiva para establecer una indicación quirúrgica. 
- El servicio de Neurocirugía del Hospital General de Alicante se ha consolidado como uno de los mejores de España. ¿Cómo ha evolucionado los últimos años el departamento? 
- A mi entender, el éxito se debe a la configuración amplia y progresiva de un gran equipo, no solo de Neurocirugía sino Enfermería, Anestesia, Neurofisiología, Radiología, Cirugía Vascular, Cirugía Torácica, etcétera… Quizá la implantación de la subespecialización es la evolución más notable del departamento durante los últimos diez años. En la Unidad de Columna de Neurocirugía, de la que soy responsable, se tratan tumores, infecciones, fracturas y deformidades de toda la provincia de Alicante.
- Además de en el Hospital General de Alicante también pasa consulta en Hospital Vithas Internacional Perpetuo Socorro, ¿cómo cree que debe ser la relación entre la sanidad pública y la privada?
- En mi caso particular lo llevo muy bien. Ambas son perfectamente compatibles. La sanidad privada permite atender, por ejemplo, a pacientes de otro departamento. 
- ¿Qué vinculación mantiene con Ontinyent? 
- Aunque vivimos en Alicante visitamos a menudo Ontinyent para encontrarnos con la familia, con los amigos, con las fiestas de Moros y Cristianos…