La resolución publicada por el Ministerio de Justicia el pasado 17 de julio le ha cambiado la vida a Fernando Molinero Revert. El ontinyentí se ha convertido en uno de los 20 opositores en toda España que ha conseguido ingresar en el cuerpo de Abogados del Estado.
Aunque todavía tomando conciencia del logro obtenido, Fernando Molinero asegura sentirse muy contento. Explica que el proceso selectivo empezó en septiembre, pero que se retrasó por la pandemia, lo que le ha añadido todavía más presión por la incerteza, ya se suspendieron los últimos exámenes sin fecha.
Fernando Molinero siempre tuvo claro que quería estudiar Derecho. Un expediente en Bachillerato de 10 en el colegio Pureza de María le hizo entrar el número 1 en la Universitat de València. Cuando empezó la carrera desconocía qué era aquello de la Abogacía del Estado, un cuerpo que es “relativamente pequeño”, tal y como explica el ontinyentí, pero su estancia en el Colegio Mayor San Juan de Ribera, al que se accede por méritos académicos, le permitió informarse sobre el mundo de las oposiciones.
La Abogacía del Estado fue el cuerpo que más le llamó la atención, por la diversidad de ramas del Derecho que se estudian y porque ofrece la posibilidad de trabajar tanto en la defensa y asesoramiento del Estado como en el ámbito privado, donde esta profesión está “muy bien valorada”, destaca. Sirve de ejemplo Pablo Isla, abogado del Estado y actual presidente de Inditex.
Siguiendo la línea de la excelencia, Fernando terminó la carrera con el Premio Extraordinario y recibió en 2018 el Premio Nacional de Fin de Carrera de Derecho. Tras realizar las prácticas en el despacho de Abogados Cuatrecasas, firma hispano-portuguesa, el ontinyentí decidió embarcarse de lleno en la preparación de los 465 temas. “Era consciente de que era muy difícil, pero el reto me atrajo”, asegura.
Aunque la gran mayoría de academias están en Madrid, Fernando encontró en Valencia un equipo de preparadores que le dio confianza, lo que le vino bien ya que quería estar cerca de casa, donde tiene su mayor apoyo. “Sin mi familia, esto no hubiera sido posible”, remarca.
A la pregunta de si se pueden de alguna manera “capear” algunos temas, el ontinyentí explica que no es posible. “No puedes hacer cábalas para descartar temas, porque es totalmente aleatorio. Bastaría con dejarte uno para echar todo por la borda”, añade.
Tras cinco años de estudio, ha conseguido aprobar en la segunda convocatoria a la que se presenta, después de superar cinco ejercicios, que incluyen no sólo “cantar” oralmente los temas, sino también realizar una prueba de idiomas y exámenes escritos y defensas de 10 horas. “Si tienes la mala suerte de caer en alguna de las fases, tienes que volver a empezar desde el principio”, explica.
Sus rutinas en estos últimos cinco años han tenido como base la constancia, la responsabilidad y el esfuerzo, con 8 horas de estudio diarias que después pasaron a 12, que dejaban poco tiempo para el tiempo libre y el ocio, sólo el domingo. “Para mí lo más complicado ha sido estar solo. En los últimos años he estado, de cada 24 horas, 22 en mi habitación, entre dormir y estudiar”, señala. Unos hábitos casi titánicos que deberá dejar atrás para afrontar una nueva etapa en la capital de provincia que le adjudiquen. Respecto a la politización de la Abogacía, Fernando prefiere desmarcarse, ya que, en su opinión, deben ser estamentos totalmente separados.
De ahora en adelante tiene pensado retomar el fútbol. Militó en las filas del San Rafael como portero, pero lo tuvo que dejar por la oposición. Además, le gustaría estudiar un segundo grado. Se ha planteado Filosofía, o realizar una tesis doctoral en Filosofía del Derecho, que es lo que le gusta, y tampoco descarta la Economía, ya que piensa que es “casi necesaria” para complementar su carrera. No obstante, por el momento, su futuro más inmediato será descansar, esperar destino y saborear el gran logro obtenido.