La llegada de la primera dosis de la vacuna a la residencia San Francisco ha traído un poco de esperanza. Aunque la inmunidad de grupo todavía tardará, esperan que la vacuna pueda suponer al menos un pequeño respiro tanto para los usuarios, como para los trabajadores.

- ¿Cómo ha sido el día a día de este año tan difícil?
- Ha sido un año muy complicado. En un primer momento, se trataba de poner una barrera al virus: cerrar la residencia y que no entrara nadie. Pero desde mayo, nos dedicamos a intentar combinar la situación, con un balance entre la seguridad y la vida y salud mental de los residentes. Hemos hecho salidas en grupos pequeños, paseos... Siempre con los profesionales del centro. 
-  ¿Desde cuándo se decide que los residentes no tengan visitas?
- Ha ido a temporadas. En principio cerramos a calicanto, después permitimos hacer las visitas en la portería, los familiares desde fuera y los residentes desde dentro, separados con un cristal, lo que alivió un poco la situación. La visitas más “próximas” que se han permitido han sido en recepción, sentados en una mesa, con una mampara a metro y medio de distancia. No han sido visitas como tal... Hubo un momento en el que sí dejamos hacer visitas a los familiares de residentes más afectados por Alzheimer, para que les tocaran un poco las manos, pero con mucha precaución, con guantes, higiene, mascarilla... pero han sido días muy puntuales. 
- ¿Cómo han afrontado los continuos cambios de normativa? 
- Desde finales de abril o mayo las cosas ya estaban un poco más claras en los protocolos de Conselleria de Sanitat, y hemos ido acogiéndonos a las medidas de la situación epidemiológica en la que estábamos.
- Respecto al personal, los reemplazos, las bajas, ¿ha supuesto contratar a más gente?
- El gasto extra en este último año de covid ha sido de cerca 100.000€ para la residencia, un gasto importantísimo que hemos tenido en material, pero sobre todo en personal. Trabajamos por plantas y tenemos personal fijo en cada una, a modo de grupos burbuja, esto ha significado aumentar un 30% la plantilla, las horas de trabajo, y después está el tema de las sustituciones y las bajas. Cuando algún trabajador nos dice que ha tenido contacto con un positivo, esa persona por precaución no viene a trabajar. Todo esto significa sustituciones, más personal... 

- ¿Cómo se cubrirán estos gastos extra?
- Conselleria nos ha otorgado una subvención directa de 31.000€ que prácticamente hemos empleado en el pago de una paga extraordinaria al personal por productividad o por peligrosidad, que se pagó en el mes de abril a todos los trabajadores. De 100.000 hemos cubierto 30.000, el resto nos toca cubrirlo a nosotros. La residencia es una asociación, y hay años buenos y otros que no, y 2020 ha tocado que sea uno de los malos. 
- En cuanto a la vacunación, ¿cuántos residentes y trabajadores recibieron la primera dosis?
- Fue el sábado, 9 de enero. Se hizo pleno en usuarios, unos 68, excepto algún caso por hospitalización, pero al final será el 100% el que se vacunará. De los trabajadores se ha vacunado prácticamente el 90%, salvo 3 ó 4 que no han querido.  
- ¿Cuál fue la sensación tras recibir la vacuna?
- La que todos los expertos están comentando. Tardaremos en alcanzar la inmunidad de grupo, por lo que la situación general no va a variar mucho. Estar vacunados igual no garantiza que no vayamos a coger la infección, pero sí que la sintomatología sea más leve, o la transmisión menos fuerte. La vacuna nos da cierta tranquilidad, pero para normalizar la vida del centro como antes del covid-19 creo que todavía tardaremos. 
- ¿Pasará factura a nivel psicológico a los usuarios esta situación?
- Los que más están sufriendo el confinamiento son ellos. Los demás lo han podido pasar medianamente tranquilos, hemos podido salir, algunos se habrán ido de vacaciones, pero ellos no. A nivel ya no sólo psicológico, sino también físico, está pasando factura. Han tenido días de aislamiento total en las habitaciones. Cuando pasamos el brote, estuvieron entre 7 y 10 días completamente encerrados en cuatro paredes. No fue un aislamiento en casa, en el que podías salir al balcón o a comprar. Aquí estaban aislados completamente. Lo han estado pasando muy mal. Hay personas que están acusando mayor deterioro físico y psicológico.