Tras la despedida a Francisco José Vañó ‘Xesco’, Pablo Sanchis, de tan sólo 25 años y natural de Xàtiva, es el nuevo vicario de la parroquia de San José, el más joven de la diócesis. Se ordenó el pasado 29 de junio y lleva apenas un mes en Ontinyent, su primer destino. Junto al párroco Rafael Sala, forman un tándem en el que se combina a la perfección juventud y experiencia.
- ¿Cómo comienza su vocación?
- Comienza con mis padres, hemos estado siempre vinculados a la parroquia del Carmen de Xàtiva. Con 16 años, al acabar 4º de ESO, era responsable del grupo de niños de esta parroquia; había ganado un premio extraordinario de la Fundación para la Calidad de la Enseñanza y estaba empezando a salir con una chica. Aparentemente lo tenía todo, pero ese verano, me di cuenta de que para todos era una persona con éxito pero que en el fondo yo me sentía muy vacío. Fue entonces cuando comencé una búsqueda muy fuerte del Señor, una búsqueda que me llevó a un convento en la Aguilera (Burgos). Me marcó encontrarme con 180 monjas, la mayoría jóvenes, que habían entregado su vida al Señor y que tenían una alegría que yo no había visto en ningún lugar. Yo quise entonces tener esa alegría.
- ¿Cuándo entró en el Seminario?
- Acabé el Bachillerato Científico, y durante el primer curso empecé a acudir a todo lo relacionado con el Señor. Lo que realmente me marcó fue, en la beatificación del Papa Juan Pablo II, leer una frase suya: ‘No tengáis miedo, abrid de par en par las puertas a Jesucristo’. Me di cuenta de que no alcanzaba esa alegría porque tenía muchísimo miedo a equivocarme en la vida. Vi entonces que el Señor me estaba mostrando el camino, que era entrar en el Seminario. Aunque mi idea entonces era casarme y estudiar Matemáticas o Magisterio, fui viendo cómo mi corazón vibraba con la vocación sacerdotal. En 2012 entré en el Seminario Mayor de Valencia para estudiar Teología y después cursé un Máster en Teología Bíblica.
- ¿Cómo se ha sentido en este primer mes?
- Estoy muy contento, la acogida de la gente ha sido muy buena. Para mí ha sido un regalo que me hayan enviado aquí y con el párroco, don Rafael Sala.
- ¿Cuáles son sus objetivos en la parroquia?
- La apertura de la Iglesia a todo el mundo, también al colectivo inmigrante, que sepa que tenemos las puertas abiertas. El territorio de la parroquia son unas 18.000 personas y en las actividades parroquiales participan unas 3.000.
Además, también me gustaría ofrecer acompañamiento personal y formación a los jóvenes de 18 a 30 años, donde hemos detectado que existe un vacío en este sentido, y a todas las personas que lo necesiten.
- ¿Su juventud cree que puede facilitarle llegar a los jóvenes?
- Puede ser un punto a favor, ya que el lenguaje y los conocimientos de lo que pasa en el mundo son más parecidos. Los nuevos cambios sociales son una realidad; el Evangelio no cambia pero sí la forma de transmitirlo. Sin embargo, esto no significa que un cura joven sea mejor que uno de más edad. Al revés, porque la experiencia de los años hace saber afrontar las situaciones mucho mejor. Yo todo lo consulto con don Rafael. Pienso que la combinación de un cura joven con un párroco con experiencia es un privilegio.
- Es una realidad el desapego social a la Iglesia, sobre todo de los más jóvenes, ¿qué les diría?
- Yo he descubierto en la Iglesia la verdadera libertad. Se nos vende mucho en esta sociedad el ser libres y te das cuenta de que cuando vives como la corriente, acabas siendo esclavo de muchas cosas: de la imagen, del consumo, de drogas, sexo, alcohol, fiesta, etc. Esta sociedad es como muchas pompas de jabón con luces, que cuando te das cuenta, han explotado. Después de la borrachera viene la resaca, sigues estando solo, te sientes vacío. He experimentado que Dios no viene a quitarte las cosas buenas de la vida, sino que te las hace ver de una manera completamente distinta. Yo a los jóvenes les diría que no se dejen llevar por los medios de comunicación y las redes sociales, sino que busquen la verdad por ellos mismos.
- Para concluir, ¿le gustaría añadir algo más?
- Que quien necesite algo de la parroquia que no dude en buscarlo. La Iglesia está al servicio de todos en cualquier necesidad, material, espiritual, psicológica, personal...Un mensaje no sólo para los que ya están en esta Iglesia, sino para lo que viven en este barrio y en esta ciudad.