El 12 de octubre de 2023 quedará para siempre recordado en la historia de Bocairent como el día en el que la localidad recuperó la vida consagrada en su monasterio, que llevaba 20 años sin ella desde la disolución de la comunidad de monjas Agustinas, allá por 2003. Desde entonces, han sido dos décadas de plegarias, trabajo y esfuerzo que culminaron el jueves con la llegada de la nueva comunidad de monjas Carmelitas, nueve religiosas procedentes de Piedrahita (Ávila) y que fueron recibidas por una multitud de personas a la entrada de la localidad. 

Representantes de los distintos grupos parroquiales de Bocairent, cofradías, grupos parroquiales y representantes municipales de otras localidades como Banyeres, Agres, Alfafara, Beneixama, Camp de Mirra y la Cañada (todas ellas del arciprestazgo de la Mare de Déu de Agres), así como también una importante cantidad de amigos y familiares de las religiosas (procedentes de localidades como Elche, Banyeres, Villena o Yecla) llenaron la calle desde un rato antes de la llegada de las religiosas. Una gran reunión de estandartes y banderas esperaba a las Carmelitas, entre los que destacaba el guión de San Blas, que solo procesiona el día del patrón y en Corpus, pero que en esta ocasión se pudo contemplar en un emplazamiento diferente al habitual. Emocionante resultó para los bocairentins el escuchar el himno a San Blas, que por primera vez escucharon las Carmelitas.


Nada más bajar de las dos furgonetas en las que llegaron, la alegría se desbordó especialmente entre sus familiares. Tras besar el Lignum Crucis, las nueve religiosas entraron a la residencia del Sagrado Corazón de Jesús para rezar ante el Santísimo y saludar a los residentes. A continuación, empezó una multitudinaria procesión que llenó la avenida España (el recorrido no se pudo realizar por las calles tradicionales porque están en obras).

La llegada a la iglesia parroquial dejó otro de los momentos destacados, con aplausos para unas religiosas que agradecían, en palabras de su superiora, la madre Joaquina, el recibimiento. El canto del Te Deum simbolizó la acción de gracias por la llegada de la nueva comunidad. Tras las palabras de bienvenida el alcalde, Xavier Molina y el párroco, Vicent Femenía, la interpretación de los gozos a la Purísima dio paso al traslado de toda la comitiva hasta el convento, donde tras cantar los gozos a San Agustín, durante cerca de dos horas las religiosas fueron saludando y departiendo a todas las personas que quisieron acercarse y presentarse.